jueves, 23 de abril de 2009

"Día sin libro"


Deberíamos ser voraces lectores todo el año y celebrar un "Día sin libro" para descansar de tanto "negro sobre blanco", de tanta palabra escrita. Pero es justamente al revés, en esta sociedad cinética, de prisas brownianas (caóticas, que no nos llevan a ninguna parte), donde casi nadie tiene tiempo (o dice no tenerlo) para leer un rato al día sosegadamente, acontece justamente al contrario: 364 días sin lectura y en uno solo, el "Día del libro", el 23 de abril, nos recuerdan que debemos leer y nos cae un aguacero (tal vez con granizo) de recomendaciones literarias.
Al menos esparamos que este señalado "Día del libro" sirva para que los que leen poco (o nada) se motiven en alguna medida para acercarse a las librerías y bibliotecas (lugares que para uno tienen un especialísimo encanto, a pesar de que tampoco uno dispone de la tranquilidad necesaria para leer tantos tesoros impresos, ahogado en este imperio de la celeridad). Esperando pues motivar hacemos hoy unas recomendaciones en "El devenir de la Ciencia".
Nos sumamos a las sugerencias del diario El Mundo, que recomienda "una selección de las mejores obras de divulgación publicadas este año". "Diez lecturas para saber de ciencia" que son, según el diario El Mundo las que siguen: Autobiografía (Charles Darwin, Laetoli; "la vida de Charles Darwin, contada por sí mismo, sin mutilaciones"); H2O. Una biografía del agua (Philip Ball, Turner; "la molécula del agua en todas sus manifestaciones, desde la química a su papel para la vida"); La cultura humana (Jesús Mosterín, Espasa; "un tratado que disecciona todas las facetas culturales de nuestro tiempo"); La inteligencia ecológica (Daniel Goleman, Kairos; "el autor del concepto de inteligencia emocional enseña ahora a respetar el entorno"); Por qué somos como somos (Eduardo Punset, Aguilar; "una obra en la que se da respuesta científica a una pregunta filosófica"); El hombre desnudo (Desmond Morris, Planeta; "olvidado durante décadas, Morris atribuye al macho humano ser el motor de la Civilización"); Astronáutica (Giles Sparrow, Akal; "una historia de la larga carrera humana para salir al espacio"); Física de lo imposible (Michio Kaku, Debate; "un accesible repaso a las últimas teorías del cosmos y a sus inagotables posibilidades futuras"); Historia de la Astronomía (Couper y Henbest, Paidós; "de las supersticiones del pasado a los últimos descubrimientos"); y Corazón y mente (Fuster y Rojas Marcos, Planeta-Espasa; "un manual informativo de gran utilidad para tener una vida más sana y feliz").
Pero en "El devenir de la Ciencia" queremos hacer una recomendación especial. La editorial Berenice acaba de publicar Experimento en autobiografía, de H. G. Wells, traducida por Antonio Rivero Taravillo, al que conocemos bien, quien suele resolver impecablemente los más complicados problemas de traducción literaria. Aunque el poeta y traductor nos dice que es una "obra de más de siete centenares de páginas, con cartas e ilustraciones y un Wells muy vívido en el testimonio de anécdotas pero espeso en la exposición de ideas", no nos cabe duda de que, tomada con paciencia, debe ser una lectura jugosa y de interés. Recordemos que el autor de La máquina del tiempo, El hombre invisible, La guerra de los mundos, Los primeros hombres en la Luna, y tantos otros títulos, estudió Ciencias Naturales en el Royal College of Science londinense y poseía la formación científica suficiente para abordar con acierto el nada fácil género de la ciencia-ficción, en el que fue pionero.
Y qué mejor colofón que esta cita de Wells: "La historia se está convirtiendo cada vez más en una carrera entre educación y catástrofe" (citado por Federico Mayor el 8 de febrero de 1990 y recogido en "Diccionario de citas científicas", de Alan L. Mackay, CSIC-Ed. de la Torre, Madrid, 1992).

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