(En la fotografía Laín Entralgo se encuentra entre Dionisio Ridruejo y Gonzalo Torrente Ballester, con gafas oscuras; Madrid, 1973; foto de Muller, procedente de www.clubcultura.com)
Pedro Laín Entralgo (1908 - 2001), paradigma de médico humanista, historiador de la Medicina, académico (de la Real Academia Española, de la Real Academia Nacional de Medicina y de la Real Academia de la Historia) y escritor (Historia universal de la medicina; El médico y el enfermo; Alma, cuerpo, persona; España como problema; etc.), es autoridad en la materia como para sintetizar, magistralmente, lo que a la mayoría nos resultaría tarea casi imposible: las vicisitudes de dos siglos de investigación científica en España (luces y sombras que tenemos la obligación de conocer).
En el artículo "Una Mutisia en Cádiz" (diario El País, 21 de diciembre de 1988) traza, en unas pinceladas, su visión de nuestra ciencia en los siglos XVIII y XIX:
"Si se me pusiese en el trance de mencionar los españoles que, como hombres de ciencia, más y mejor parte tuvieron en la cultura de nuestro siglo XVIII, ésta sería mi propuesta: los hermanos Elhuyar, Andrés del Río, Mutis, Jorge Juan y Antonio de Ulloa; todos ellos, no por azar, españoles de España y América, y todos, unos más, otros menos, dignos de figurar en la historia universal de sus respectivas disciplinas. Se pregunta uno: sin el fracaso de nuestra incipiente Ilustración y sin la serie de guerras civiles que trajo consigo la Guerra de la Independencia ¿hubiesen logrado España e Hispanoamérica en el siglo XIX un nivel intelectual y científico equiparable al de los países occidentales de Europa?
[...]
Mutis murió en 1808, cuando la empresa de la Ilustración española, decadente desde la muerte de Carlos III, pronto iba a extinguirse por completo. Malo, muy malo fue para nuestra ciencia el tránsito del siglo XVIII al XIX. Con Cajal, Bolívar, Menéndez Pelayo, Torres Quevedo, Menéndez Pidal y Asín Palacios, bastante mejor iba a ser, después de tantos años de miseria científica, el orto del siglo XX".
Y es que España caminaba hacia su "Edad de plata" de la cultura.
(¿Cuáles son las dignísimas excepciones en esos largos años de miseria científica decimonónica en nuestro país y en Hispanoamérica?)
Supongo que al doctor Laín, lo eclipsó el Laín de las letras que es el que yo conozco un poco, el latinista eminente.
ResponderEliminarY creo que esa foto histórica es un mentís a lo del paramo cultural, ya sea en letras o en ciencia.
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Amigo Alfaraz, ¿podrías contarnos algo del Laín, eminente latinista, al que te refieres?
ResponderEliminarYo no conozco nada de él. De Pedro Laín Entralgo te puedo decir (asegurar) que fue un importante personaje de nuestra cultura en el pasado siglo.
Saludos. Bernardo.
Es el mismo Bernardo, y precisamente esas dos vertientes tan acentuadas, es lo que nos hace pensar que se trate de dos personas. ¿No nos dijeron que así eran los sabios del Renacimiento?
ResponderEliminarMe interesé por Laín, Rector Magnífico de la Complutense en años aciagos, y me interesó cierta polémica de filología latina respecto a las términos que usó en la inscripción del Arco de la Victoria de Madrid.
Muy a tener en cuanta, Laín.
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Escelente página con información muy interesante.
ResponderEliminarEn mi opinión incluiría en la lista a Diego de Torres Villarroel, escritor, médico, matemático, sacerdote y catedrático en la Universidad de Salamanca.
Saludos
Josep
Gracias, Alfaraz, por la aclaración (en realidad, sospechaba que se tratara del mismo Laín) y disculpa por mi torpeza.
ResponderEliminarTus comentarios enriquecen este blog. Saludos. Bernardo.
Tomamos nota, Josep, e intentaremos indagar en el personaje que nos indicas.
ResponderEliminarSaludos. Bernardo.