(El médico sevillano que estudió
las plantas americanas en el siglo XVI)
¿Quién fue Nicolás Monardes?
Fue un médico sevillano del siglo XVI, de la época conocida como Renacimiento.
¿Cuándo nació?
Pues alrededor de 1493. Es decir, muy poco después de que Cristóbal Colón descubriera América, el llamado Nuevo Mundo. Sin embargo, algunos historiadores creen que nació algo más tarde.
¿Y se sabe cuándo y dónde murió?
Pues sí. En eso no parece haber dudas. La fecha es 1588, de manera que murió bastante anciano. Posiblemente sus conocimientos de medicina le ayudaron a vivir tanto. Falleció en su ciudad natal, Sevilla, y está enterrado en el convento de San Leandro.
¿A qué se dedicaba?
Bueno, ya hemos dicho que era médico. Y con bastante fama y prestigio en la ciudad. Eso le permitió vivir cómodamente, ganando buenas sumas de dinero. Además, no sólo ejerció la medicina sino que se dedicó a ciertas actividades mercantiles, entre ellas el comercio de plantas y otras materias medicinales y … ¡el tráfico de esclavos! (esto, no obstante, era lamentablemente frecuente en la época).
¡Vaya con Monardes!
Sí, son cosas de la historia… Digamos que también “cometió un pecado científico”, perdonable teniendo en cuenta la época de la que hablamos, cuando todavía se desconocían muchas cosas importantes: estudió y describió el tabaco americano como planta medicinal, hablando ampliamente de sus virtudes (contra los dolores y para matar las lombrices intestinales). Entonces nada se sabía de la nicotina del tabaco (un alcaloide), que hoy es considerada por los científicos como un potente veneno.
¿Pero también tendría aciertos, no?
Sin duda alguna. Investigó y dio a conocer a toda Europa (el llamado Viejo Continente) un buen número de plantas que hizo traer desde América, como el guayacán (para el tratamiento de la temida sífilis), la coca (que decía que proporcionaba fuerza y actividad en los indios pero que creaba dependencia), el cacahuete, la batata, la zarzaparrilla, el llamado bálsamo del Perú (importante bálsamo medicinal), etc. También defendió las virtudes del hierro, que debía disolverse en vino, y de la nieve.
Curioso… ¿Pero no estudió la quina?
Bueno, no hay nada seguro sobre eso. Algún investigador cree que sí conocía la quina (corteza del árbol llamado quino, del género Cinchona), utilizada por los indios para el tratamiento de las fiebres, ya que escribió Monardes que los españoles, siguiendo los consejos de los indios, sanaban con una corteza, de la que tomaban una porción del tamaño de un haba pequeña hecha polvos y se disolvía en vino tinto o en agua. Pero es una hipótesis, porque Monardes no da nombre a esta curativa corteza y además hay cortezas de otros árboles que también son medicinales. En este asunto de las quinas hubo mucha confusión durante bastante tiempo.
¿Escribió algún libro contando sus descubrimientos en botánica y medicina?
Sí, escribió varios libros de medicina, importantes en su época. Pero sin la menor duda su obra principal fue “Historia medicinal de las cosas que se traen de nuestras Indias Occidentales”, que consta de tres partes. Su obra se tradujo a otras lenguas europeas y al latín. Es Monardes un sevillano universal y debemos conocerlo. De hecho, algunos investigadores le consideran “el padre de la Farmacología”. Dos géneros de plantas llevan su nombre en honor del ilustre médico renacentista sevillano: Monarda y Monardella. El género Monarda, con diferentes especies originarias de América del Norte, pertenece a la familia de las lamiáceas (o labiadas), como la menta, el orégano, el tomillo y el romero. Una de las especies más conocidas es la Monarda didyma (una bergamota americana) de preciosas y llamativas flores escarlatas y aromáticas hojas. Las plantas del género Monardella también son norteamericanas, aromáticas y de la familia de las lamiáceas. No fue Nicolás Monardes en su tiempo un personaje de segunda fila.
Ya veo. Tendré que buscar más información. ¿Viajó a América como lo hicieron Bernabé Cobo y José Celestino Mutis para estudiar la naturaleza del Nuevo Mundo?
Pues … no. A pesar de investigar numerosas plantas de aquel continente, desconocidas entonces en Europa, no viajó nunca a América. Admirable y sorprendente, ¿no? No aparece su nombre en las listas de pasajeros a las Indias (América). Las muestras eran traídas al puerto de Sevilla por los intermediarios americanos con los que negociaba.
¿Y dónde investigaba las plantas americanas?
En el huerto de su casa, en la sevillana calle Sierpes, cultivó y estudió las plantas americanas. Si paseamos por la céntrica calle Sierpes y nos detenemos a la altura de la relojería “El cronómetro”, alzando la vista podremos observar el azulejo que nos recuerda que hace mucho tiempo, en el siglo XVI, un famoso médico llamado Nicolás Monardes tuvo allí su extraordinario jardín botánico, único en el mundo. Nunca los europeos habían visto nada igual. La farmacia del Viejo Continente no sería la misma después de Monardes.
Como dijo el también médico sevillano Antonio Hermosilla en 1988, en el cuarto centenario de la muerte de Monardes, “reposa para siempre, en aromas de clausura y deleites del paladar”, pues, recordemos, sus restos descansan en el sevillano convento de San Leandro.
Iniciamos en "El devenir de la Ciencia" una serie de "charlas" sobre científicos andaluces, naturalistas que estudiaron la flora del Nuevo Mundo y sus aplicaciones medicinales, que siendo poco conocidos incluso en Andalucía y el resto de España desempeñaron un papel relevante en el avance del conocimiento científico.
ResponderEliminarEstas charlas fueron pensadas para la participación de alumnos de 13 - 14 años de nuestro instituto, el I.E.S. V Centenario de Sevilla, en la Feria de la Ciencia de nuestra ciudad.
Espero que sean de vuestro agrado e interés.