[La disminución de la masa de hielo del planeta, y el consiguiente aumento
del nivel del mar con devastadores efectos en algunas regiones, es una de las
La cumbre del pasado mes de diciembre en Copenhague fue un fracaso, sin paliativos. Los acuerdos tomados allí son claramente insuficientes y poco o nada efectivos. Toda demora en la toma de acuerdos vinculantes y firmes debe considerarse un fracaso, una auténtica irresponsabilidad por parte de los mal llamados líderes políticos mundiales (compartimos la opinión con Bermúdez de Castro de que es de verdaderos líderes el actuar en beneficio de la comunidad a la que representan y no simplemente debatir y debatir, al abrigo de una buena calefacción, mientras la atmósfera se va saturando de gases de efecto invernadero). En esto hay que ser contundentes. Aunque hay que reconocer que uno de los problemas cruciales es ponerse de acuerdo en las alternativas energéticas a los combustibles fósiles. Y aquí entran en juego todo tipo de consideraciones: científicas, políticas, económicas e ideológicas, entre otras. No hay más que pensar en el debate de la energía nuclear.
Ahora los ministros de Medio Ambiente de la Unión Europea (bajo la presidencia española) tratan de llegar a un acuerdo en el Consejo Informal de Energía y Medio Ambiente (ya de por sí la palabra "informal" no invita al optimismo) de Sevilla (15 y 16 de enero). Uno de los puntos clave que se tratarán en la ciudad de la Giralda será el debate relativo al nivel de reducción de emisiones de CO2. La Unión Europea ya se comprometió a disminuir un 20 % las emisiones para 2020 respecto a los niveles de 1990. La cuestión es si se logra llegar a un más esperanzador 30 %. Eso sí, los mandatarios europeos sólo estarían dispuestos a ello si otros países industrializados hacen lo mismo. Creemos sin embargo que los europeos no debemos temer el llevar la iniciativa en este delicado asunto y que, por efecto dominó, los demás países desarrollados y emergentes (contaminantes) se vayan sumando. Todo lo que hagamos nosotros, en cualquier caso, lo agradecerá el planeta. Perdonen que al menos en este caso pueda pecar de ingenuo, pero es mucho lo que nos jugamos.
Copenhague ha sido un fenomenal fiasco: China ha sobreapasado a EE UU como mayor emisor mundial de dióxido de carbono, el comunismo capitalista chino se empeña en el crecimiento, los yankis no quieren renunciar al american way of life y, mientras tanto, el planeta agoniza y el petróleo, una vez sobepasado el pico de Hubert, está próximo a acabarse, acabando de paso con este experimento maldito de la globalización.
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