viernes, 10 de diciembre de 2010

David Rittenhouse y la atmósfera de Venus

[David Rittenhouse; imagen procedente de WIKIMEDIA]

En el tránsito de Venus de 1769 Rittenhouse descubrió que Venus tenía atmósfera. Pero ocho años antes Lomonósov (¡quién si no!), el gran sabio ruso que se anticipó a tantas cosas (siempre será poco lo que digamos de él), había sugerido dicha existencia en la observación del tránsito de 1761 desde San Petersburgo.

 Sabemos hoy que la densa atmósfera de Venus está mayoritariamente formada por dióxido de carbono, nada más y nada menos que un 96,5 %; el 3,5 % restante es nitrógeno y otros gases en concentraciones del orden de las ppm (partes por millón). Esta irrespirable y aplastante atmósfera produce un muy acusado efecto invernadero. Debido a ello y a su mayor proximidad al Sol que nuestra Tierra la temperatura en su superficie llega a rebasar los 700 K. La densísima atmósfera venusiana provoca una elevada presión en la superficie del planeta, unas 90 veces mayor que la presión atmosférica terrestre al nivel del mar (es decir, de unas 90 atm). Y no sólo eso es interesante de la atmósfera de Venus, también lo es el hecho de que, al estar el planeta completamente cubierto de nubes (formando una espesa capa, a unos 60 km de altitud, que oculta su superficie), tiene un elevado albedo: el 79 % de la radiación solar incidente es reflejada. Y ello hace que presente un brillo notable este lucero del alba y de la tarde. Es el objeto celeste que vemos más brillante desde la Tierra, después del Sol y la Luna (un verdadero placer observar ese punto luminoso temprano en la mañana, un instante de paz cuando uno, apresuradamente, se dirige al trabajo). 

Digamos algo más de esas nubes de Venus. Muy distintas son a las de nuestro planeta; las de éste riegan con el líquido de la vida nuestras tierras cuando de ellas caen gotas de agua líquida o, a veces, precipitaciones sólidas (nieve o hielo); las de aquél, las venusianas, están formadas por ácido sulfúrico concentrado, y ya sabemos las nefastas consecuencias de la lluvia ácida. Las nubes de Venus envuelven por completo a nuestro planeta vecino (las de la Tierra lo hacen en un 50 % aproximadamente) y como dijimos forman una espesa capa a unos 60 km sobre su superficie, invisible por tanto con un telescopio. Los investigadores han podido deducir a partir de ciertas irregularidades en las formaciones nubosas de Venus que a esos 60 km de altura los vientos podrían ser de unos 200 m/s, una velocidad brutal. En apenas cuatro días las nubes dan una vuelta completa a Venus. Impresionante. Dos atmósferas, la terrestre y la venusiana, bien diferentes (afortunadamente para los habitantes del planeta azul).



Para saber más y escuchar un audio sobre David Rittenhouse, astrónomo poco conocido, pínchese en:


Os dejo asimismo aquí el bello poema Venus, de Antonio Rivero Taravillo, de Planetario, quien en unos versos nos dice mucho de este planeta de atmósfera tan densa agitada por fortísimos vientos (que producen torbellinos a gran altura que observamos como largas bandas oscuras):

VENUS

Estrella tú de la tarde,
estrella de la mañana,
redonda y clara manzana
asada, que quema y arde
haciendo de brillo alarde
aunque velada por nubes.
No sabemos si hay querubes
o demonios en tu suelo;
rotando estás en el cielo,
alto infierno al que te subes.


Muy interesante este vídeo sobre la atmósfera de Venus:

http://www.youtube.com/watch?v=oeTK0_tXX9A

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