miércoles, 4 de julio de 2012

Histeria y artefactos en la época victoriana

Hace algunos días, tras almorzar con mi mujer, nos protegimos de las horas tórridas entrando en una sala de cine y, como había poco que ver y el momento era propicio para el sopor, nos decidimos por una comedia: Hysteria.

La película, simpática y entretenida, narra la historia del médico británico Joseph Mortimer Granville, inventor del vibrador eléctrico, que aplicó en la década de 1880 para el tratamiento de la "histeria femenina" (hipotética enfermedad con variados síntomas como insomnio, retención de líquidos, espasmos musculares o irritabilidad). Las pacientes acudían a la consulta del acomodado doctor para que este, cuidadosamente, les diera un estimulante masaje pélvico, hasta que las damas alcanzaran el paroxismo u orgasmo.  El joven doctor Mortimer, ayudante del titular de la consulta, agobiado por los calambres que le habían provocado en su mano los largos y continuos masajes en los genitales de las pacientes, decide probar con un artefacto vibratorio alimentado por un aparatoso generador eléctrico. El éxito parece tenerlo asegurado.


Pero la divertida comedia es también un magnífico escaparate de la época victoriana, particularmente en lo que respecta a los avances de la ciencia y de la técnica: el joven doctor es un defensor de la asepsia y la antisepsia cuando todavía no se habían implantado sistemáticamente en los hospitales (un elevado porcentaje de pacientes intervenidos quirúrgicamente fallecían por infecciones postoperatorias en la segunda mitad del siglo XIX, cambiando radicalmente la situación con la crucial aportación de Joseph Lister); vemos en el filme el uso del novedoso teléfono (en 1876 Alexander Graham Bell realizó la célebre conferencia telefónica  desde Boston a Salem, distante 22 km); la tecnología eléctrica se desarrolla vertiginosamente; la libertad y la independencia viajan en modernas bicicletas con las dos ruedas del mismo tamaño, mecanismo de transmisión de cadena y engranaje, pedales, etc. Es una época en la que surgen todo tipo de artefactos (consolador eléctrico incluido). Y también se popularizan algunas disciplinas, hoy pseudociencias, como la frenología o arte de determinar la personalidad estudiando la forma del cráneo (vemos en la película cómo lo hace la hija del veterano doctor especialista en histeria femenina con el joven Joseph Mortimer Granville). 

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