[Emilio Herrera, diseñador de la escafandra estratonáutica. Procedencia de la imagen aquí]
En el excelente programa de RNE, Documentos, hemos disfrutado este sábado de la historia de la Aeronáutica española, en concreto de sus inicios, desde que se estableció el Servicio de Aerostación Militar en Guadalajara (1896) hasta la Segunda República, período de importante actividad. Puede escucharse y descargarse el audio aquí.
[Autogiro de Juan de la Cierva; híbrido entre el aeroplano y el helicóptero.
Procedencia de la imagen aquí]
En la Revista Digital de Ciencias del Club Científico Bezmiliana dediqué unas líneas a la notable e injustamente poco conocida figura del ingeniero, militar y científico granadino Emilio Herrera, inventor de la escafandra estratonáutica. Allí decía de él:
"En el siglo XX nos sorprende la
interesante figura del granadino Emilio Herrera Linares
(1879-1967), ingeniero, militar y científico; pionero
de la aeronáutica en España y diseñador del que es considerado el
primer traje espacial de la historia. En 1911 se convierte en uno de
los integrantes de la primera promoción de pilotos en el aeródromo
de Cuatro Vientos. Emilio Herrera, estimulado desde joven por su
inquieto padre, tuvo siempre gran curiosidad por los avances técnicos
y también por sus fundamentos científicos. Pertenece a la llamada
“Generación de 1914” (junto con intelectuales de la talla de
Marañón, Madariaga, Ortega y Gasset, y otros). En la década de los
años veinte del pasado siglo elaboró incluso un modelo cosmológico
acorde con las novísimas teorías de Einstein, en el cual continuó
trabajando hasta el final de sus días. Además puso mucho empeño en
la divulgación de los conocimientos científicos: divulgador de la
teoría de la relatividad, promotor, entre otros, de la visita que
Einstein realizó a España en 1923 y escritor de numerosos artículos
para acercar la ciencia a los ciudadanos. Colaboró con Juan de La
Cierva en los experimentos realizados con su autogiro y elaboró el
proyecto de instalación del primer túnel aerodinámico que existió
en España. En 1932 ingresó en la Academia de Ciencias, leyendo un
año más tarde su discurso titulado “Ciencia y Aeronáutica”.
Pero probablemente lo que más nos llame la atención es que diseñó,
como ya se ha dicho, el primer traje espacial de la historia. El
objetivo de su proyecto era posibilitar la ascensión hasta zonas
elevadas de la atmósfera (la estratosfera), con aire muy enrarecido
y bajísimas temperaturas. Para ello inventó una “escafandra
estratonáutica”. La Guerra Civil truncó estas investigaciones.
Tras el terrible enfrentamiento fratricida, en el que pierde a uno de
sus hijos que como él era aviador, se exilió en Francia (donde
mantuvo su prestigio científico y fue premiado por la Academia de
Ciencias francesa), ya que, aunque era monárquico y de ideas
conservadoras, en todo momento fue fiel al gobierno republicano (en
sus últimos años llego a ser incluso Presidente del Gobierno de la
República en el exilio)".
[El andalusí Ibn Firnas, "el científico alado". Procedencia de la imagen aquí]
Remontándonos mucho más atrás en el tiempo hallamos en al-Ándalus un personaje ciertamente singular, Abbas Ibn Firnas, astrónomo, alquimista y poeta, que podemos considerar precursor de la aeronáutica.
Abbás Ibn Firnas
(Ronda, 810 - Córdoba, 887), "el
científico alado", bien merece nuestro recuerdo.
Ibn Firnas era un auténtico humanista,
de origen bereber, con un toque indiscutiblemente extravagante;
filósofo, astrólogo, alquimista y poeta. Vivió en la época de la
dinastía de los Omeyas y enseñó poesía en la corte de Abderramán
II.
Ibn Firnas era realmente ingenioso e
hizo contribuciones relevantes a la ciencia de su época. Fue el
primero en utilizar en España las tablas astronómicas indias del
Sindhind (de gran importancia posterior), también fue
pionero en el desarrollo de la técnica de tallado del cristal de
roca (que hasta entonces sólo sabían realizar los egipcios),
construyó un reloj anafórico (una compleja máquina que
utilizaba agua como líquido motor y que permitía la medida nocturna
del tiempo) y a él le debemos la primera esfera armilar europea. Por
si todo ello fuera poco, construyó un planetario en su propia casa;
en él se representaba la bóveda celeste e incluía efectos sonoros
y visuales.
Pero Ibn Firnas es internacionalmente
conocido (sobre todo en los países islámicos) por haber intentado
volar con unas alas que él mismo había diseñado (unos seis siglos
antes de que Leonardo diseñara sus máquinas voladoras). Se ha
narrado que en el año 852 un tal Armen Firman
intentó volar lanzándose desde una torre cordobesa con una enorme
lona a modo de paracaídas (podemos considerarle su inventor). Tan
sólo salió levemente herido. Dicho acontecimiento, según Lienhard,
fue presenciado por el inquieto Ibn Firnas, quien en 875
intentó el vuelo imitando a los pájaros (aunque parece ser
que Firnas y Firman son realmente la misma persona). Se cubrió el
cuerpo con un traje de seda cubierto de plumas y construyó un par de
alas con una estructura de madera y con tela de seda recubierta
también de plumas de rapaces. Lanzóse el excéntrico científico e
inventor desde lo alto de la torre de la Arruzafa (al-Rusafa), en un
ajardinado palacio a pocos kilómetros de Córdoba. El vuelo fue un
éxito relativo: a pesar del fallido aterrizaje (parece ser que se
fracturó las piernas) logró planear sobre el valle durante unos
diez minutos (esto probablemente le debió compensar el doloroso
batacazo final y las burlas de algunos). El aterrizaje tuvo lugar
"lastimándose el trasero, ya que no se había dado cuenta de
que los pájaros, al posarse, se valen de su cola y él no se había
fabricado cola" (citado por Juan Vernet en "Historia de la
ciencia española"; Instituto de España, Cátedra "Alfonso
X el Sabio", Madrid, 1975; p. 57).
Este magno acontecimiento quedó
recogido en los textos árabes, siendo Ibn Firnas reconocido como "el
primer hombre en la historia que realizó intentos científricos de
volar" (Philip Hitti, "Historia de los árabes"). Que
nuestro audaz personaje es admirado en la cultura árabe lo
demuestran los hechos de que en Libia se haya emitido un sello con su
efigie y que un aeropuerto de Bagdad lleve el nombre del ilustre
científico andalusí (además de un monumento dedicado al alad0 Ibn
Firnas en la carretera del aeropuerto internacional de Bagdad).
Asimismo un cráter lunar lleva su nombre. En la web de la
Universidad de Houston encontramos un artículo de John H. Lienhard
dedicado a Ibn Firnas, que comienza así: "En el verano de 2003
las tropas americanas se encontraban en combate en el aeropuerto de
Ibn Firnas al sur de Bagdad. Me supongo que serían pocas las
personas occidentales que hicieron caso a ese nombre. Entonces
conozcamos a Ibn Firnas".
La historia de estos precursores y pioneros es apasionante, ¿no creen? Con ellos nuestra imaginación vuela.
PARA SABER MÁS:
- El autogiro de Juan de la Cierva (en Tecnología Obsoleta), por Alejandro Polanco.
- La escafandra estratonáutica (en Tecnología Obsoleta), por Alejandro Polanco.
- Científicos andaluces. Una aproximación histórica (en Revista Digital de Ciencias Bezmiliana), por Bernardo Rivero Taravillo.
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