JOSÉ CELESTINO MUTIS
(De Cádiz al Nuevo Reino de Granada
en búsqueda de conocimiento)
[El arcano de la quina, obra póstuma de José Celestino Mutis (1828).
El nombre de Mutis sí que me suena. Una vez estuve en un parque que llevaba su nombre. ¿Era un poeta, no?
No, no te confundas. Te estás refiriendo a Álvaro Mutis, un importante escritor colombiano de hoy. Nosotros hablaremos de su antepasado, José Celestino Mutis, gran botánico gaditano del siglo XVIII, quien embarcó para América desde el puerto de su Cádiz natal y, tras muchos años de intenso estudio de la naturaleza de Nueva Granada (minería, fauna y flora) y de defensa de la ciencia moderna en aquellos lejanos territorios de ultramar, murió en Santa Fe de Bogotá (en la actual Colombia) en 1808. Álvaro Mutis es descendiente de un hermano de nuestro admirado naturalista gaditano.
Debió ser un investigador eminente …
Sí, sí que lo fue. En Nueva Granada (Colombia) se le llamó “El Sabio”, justamente, por cierto. No nos equivocamos si afirmamos que es uno de los científicos españoles de todos los tiempos de mayor renombre internacional.
Dices que nació en Cádiz, ¿no?
Sí, de la “tacita de plata” era. Cuando Mutis nació, en 1732, Cádiz era una ciudad con mucha actividad e importante puerto, donde gentes de toda procedencia que iban y venían del Nuevo Mundo se cruzaban y se intercambiaban historias. Era entonces la ciudad andaluza el centro del comercio con América, tan rica en recursos naturales. José Celestino Mutis era hijo de un librero y tenía siete hermanos.
¿Qué estudió?
Medicina y Cirugía. Tenía una completa formación científica y llegó a conocer bien las matemáticas y la física. Debió impresionarse por la obra de Newton, que defendería siempre.
Pero se marchó para América … ¿No habría ganado mucho dinero en Cádiz como médico?
El dinero no lo es todo en la vida. Aunque tenía visión comercial (lo llevaba en la sangre) más poderoso debió ser su afán de aprender y de descubrir cosas nuevas en la fascinante América. Su oportunidad llegó cuando se le propuso acompañar al Virrey de Nueva Granada como médico. Era 1760. En Nueva Granada ejerció la medicina y la enseñanza pero lo que más le interesaba era el estudio de la maravillosa naturaleza americana, particularmente su flora. En un diario de observaciones iba anotando meticulosamente todo aquello que descubrían sus ojos. A veces se quejaba del poco tiempo que tenía para investigar, debido a las tareas que le encomendaban. Ejercer de médico le suponía en ocasiones un fastidio pues no le dejaba centrarse en lo que le apasionaba, la exótica naturaleza de aquel continente.
Un hombre cabezota …
Para ser un buen científico hay que ser muy tenaz. Las cosas no son fáciles.
¿Y Mutis también se interesó por la quina al igual que otros naturalistas?
Sí. La quina era una corteza medicinal de gran valor. Desde que los españoles observaron cómo sanaban con ella los indígenas, la quina se convirtió en un auténtico tesoro vegetal. Pero había una gran confusión con los árboles de la quina, existiendo diferentes variedades con características específicas y otras plantas parecidas, también medicinales, que no tenían las mismas propiedades que la amarga quina. Mutis intentó poner orden en este asunto y estableció cuatro variedades o especies medicinales, que clasificó en el género Cinchona (actualmente sólo se consideran de ese género dos de ellas). La ciencia siempre se está ampliando y revisando. Toda su vida se interesó por la quina y publicó una serie de artículos sobre ella en el “Papel Periódico” de Bogotá. Después de su muerte, en 1828, se publicaron póstumamente sus estudios sobre la quina en un libro titulado “El arcano de la quina”, obra realmente importante en la materia.
Merecida fama.
Sí, pero eso no fue lo más importante. Su gran sueño, el realizar una expedición botánica por aquellas tierras al norte del ecuador, tardó veinte años en realizarse. En 1783 el rey da su visto bueno y apoyo a la “Real Expedición Botánica del Nuevo Reino de Granada”, una empresa científica ambiciosa que fue de enorme relevancia. Mutis se trasladó a Mariquita para dirigir desde allí los trabajos de la expedición. Las plantas que se recogían eran estudiadas para su clasificación según el sistema del gran naturalista sueco Linneo (con quien mantenía correspondencia Mutis) y fueron dibujadas y pintadas con todo lujo de detalles por un equipo de especialistas, entre los que destacaban Salvador Rizo y Javier Matís. Estos dibujos eran tan artísticos, o más, como científicos y muchos de ellos eran a color, utilizándose tintas naturales. También hicieron un completísimo herbario (con unos 20.000 ejemplares). No obstante, no pudo culminar tan ingente trabajo.
Dijiste que fue un defensor de la ciencia moderna …
Sí, así es. Estudió la obra de Newton y defendió el sistema heliocéntrico de Copérnico, lo que le costó una denuncia de los dominicos ante el Tribunal de la Inquisición y, seguramente, más de un dolor de cabeza. Fue asimismo un buen matemático y se interesó por la astronomía, dirigiendo la construcción del primer observatorio astronómico de América, en Santa Fe de Bogotá, y que hoy todavía se conserva.
Se ha dicho que además de su importantísimo estudio de la flora americana, su mayor mérito consistió en crear escuela científica, con numerosos discípulos, como por ejemplo Francisco José de Caldas, brillante astrónomo (quien, como otros miembros de la expedición y colaboradores de Mutis, luchó por la independencia de su país, siendo lamentablemente fusilado por los españoles, que querían mantener su dominio en aquellas tierras americanas).
[Lámina a color de Mutisia clematis, por Salvador Rizo, con las iniciales
J.C.M. de José Celestino Mutis; imagen procedente de http://envivo.eafit.edu.co/]
¿Hizo méritos más que suficientes como para que se le diera el nombre de una planta, verdad?
Claro que sí, el género Mutisia, de la familia de las compuestas (asteraceae). “La llamaré Mutisia” (dijo Linneo) “y así su nombre inmortal no lo podrá borrar el tiempo”. Actualmente hay descritas muchas especies de este género. La más célebre es la Mutisia clematis (o clavellino).
Humboldt, el eminente geógrafo y naturalista alemán, admiraba la labor desarrollada por Mutis y le llamó “príncipe e ilustre patriarca de los botánicos” (nada más y nada menos).
José Celestino Mutis, un gaditano de Cádiz, y del mundo.
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