jueves, 13 de noviembre de 2008

La ciencia en la historia


Saboreaba sosegadamente una taza de café aquella tarde estival, antes de tan importante cita. Para distraer la imaginación había adquirido en el quiosco un ejemplar de "Historia y Vida" (sugerente nombre). Me había llamado la atención su portada, en la cual se anunciaba un número especial con motivo del 40 aniversario (1968 - 2008) de la histórica revista de divulgación. La hojeaba apaciblemente, repasando el especial "40 hechos que cambiaron la historia" y pronto quedé sorprendido por el gran número de acontecimientos científicos al que se hacía referencia, considerándolos momentos clave de la historia de la humanidad. Aplaudimos con entusiasmo esta propuesta. Y es que, afortunadamente, cada vez es mayor la presencia de las noticias y reportajes sobre asuntos científicos en la prensa general y en revistas de divulgación de la historia, como la mencionada. Parece, por fin, que la Ciencia comienza a ser considerada como una parte más, esencial, de la Cultura, y no como esa extraña actividad de los (raros) científicos.

En el susodicho especial, entre esos 40 hechos que cambiaron la historia encontramos: "El arma que cambió la guerra" (sobre la pólvora, inventada en China en el siglo IX y que se expandió por el resto del mundo gracias a la ruta de la seda); "Apocalipsis medieval" (que hace referencia a la terrible epidemia de peste negra que asoló Europa a mediados del siglo XIV); "Cultura para todos" (donde se narra cómo el conocimiento y la difusión de las ideas recibieron un impulso crucial y sin precedentes gracias al invento de Gutenberg en 1440, la imprenta); "Un nuevo mundo para Europa" (sobre el descubrimiento de Cristóbal Colón en 1492, ampliando el mundo conocido, que a mediados del siglo XV se limitaba a Europa, África y Asia); "En busca de las leyes del universo" (donde se nos cuenta cómo Isaac Newton se vio obligado a refugiarse en su pueblo natal huyendo de la peste que hacía estragos en Londres en 1665, y en la tranquilidad del mundo rural fue capaz, en un par de años, de esbozar los fundamentos del cálculo infinitesimal, la naturaleza de la luz y la ley de gravitación universal); "El despegue del capitalismo" (sobre la trascendencia socioeconómica de la máquina de vapor, inventada por Newcomen y perfeccionada por el escocés James Watt medio siglo después, en 1763); "La biblia del saber universal" (sobre la Enciclopedia de Diderot y D´Alembert, publicada en París en 1772, la cual era un monumental compendio de conocimientos científicos, artísticos y técnicos); "Una nueva forma de mirar" (que narra la historia de la fotografía, desde la cámara oscura descrita por Leonardo en el siglo XV y los experimentos de Boyle con sales de plata en el XVII, hasta la Leica, la primera cámara portátil, de 1913); "El gran salto de la medicina" (sobre el estudio de las enfermedades infecciosas a mediados del siglo XIX, con el gran triunfo de la antisepsia de Lister y de la asepsia de la esterilización según el método de Pasteur); "Sincronizar el tiempo" (aquí nos es contada la historia del establecimiento de los husos horarios y de cómo en 1884 se decidió adoptar como referencia el meridiano que pasaba por el centro del Observatorio de Greenwich, Londres); "El precio del progreso" (sobre el petróleo, la fuente de energía que "ha producido cambios más rápidos y trascendentales"); "Nada es lo que parece" (sobre cómo Albert Einstein transformó nuestra visión del cosmos con la publicación de su teoría de la relatividad en 1905, demostrándonos que el tiempo no siempre pasa igual de rápido, ni los objetos miden lo mismo ni la masa es constante, lo único invariable en nuestro universo es la velocidad de la luz); "El secreto de la vida" (que hace referencia al descubrimiento, por parte de los jóvenes científicos Crick y Watson en 1953, de la estructura de doble hélice de la molécula de ADN, "el descubrimiento biológico más importante desde la teoría de Darwin"); "Un idioma de ceros y unos" (sobre la revolución iniciada en 1953 con el nuevo ordenador, el 701 EDPM de IBM, que usaba cintas magnéticas para almacenar la información y que tenía un hardware binario); "La llave de la revolución sexual" (sobre las primeras píldoras anticonceptivas, a comienzos de los años 60 del pasado siglo); y "Un momento de gloria" (que nos narra el magno acontecimiento de julio 1969, cuando Neil Armstrong, al pisar el suelo de nuestro satélite, dio aquel célebre pequeño paso para un hombre pero gigante para la humanidad ).

¡Qué bien me supo aquel café!

(En la foto de la cabecera vemos a Michael Faraday en su laboratorio, quien, por cierto, no es mencionado en el reportaje y sí debería estar, pues su contribución al estudio del electromagnetismo y de sus aplicaciones cambiaron el mundo)

1 comentario:

Mª Ángeles Pérez S. dijo...

Hola compañero¡
¡ Estupendo tu blog¡. Yo también he disfrutado especialmente el café de media mañana navegando y leyendo cosas tan interesantes como las que he hallado entre tus publicaciones.
Percibo con agrado un profundo interés por la Filosofía, es recíproco el mio por la ciencia.
¡Seguro que pasaremos buenos ratos con nuestros "recién nacidos" blogs.
Gracias