[Galileo ante el tribunal de la Inquisición]
Eppur si muove, "sin embargo se mueve". ¿Frase apócrifa o realmente pronunciada por Galileo?
Durante largo tiempo se extendió la leyenda de que Galileo Galilei (1564 - 1642) había pronunciado, murmurando, con la tozudez propia del científico que se niega a aceptar aquellos principios dogmáticos no validados por la experiencia y la observación rigurosas, estas palabras retadoras tras retractarse del heliocentrismo copernicano (según el cual la Tierra, como el resto de los planetas, gira, se mueve, alrededor del Sol) ante el tribunal de la Inquisición que le condenó en 1633. Pero parece poco probable que el sabio de Pisa se arriesgara a ser oído por el Santo Oficio, cuando finalmente había cedido a la presión y había abjurado en los términos que ésta estableció.
El acontecimiento desencadenante del juicio contra Galileo en 1633 fue la publicación de una obra considerada una provocación: el Diálogo sobre los dos máximos sistemas del mundo, ptolemaico y copernicano (1632). El polémico libro, escrito en lengua vernácula en vez de en latín, es un diálogo entre un copernicano, un aristotélico-ptolemaico y un juez imparcial. Galileo, sin embargo, no es, no puede ser, ecuánime y toma claro partido por la tesis copernicana, burlándose implícitamente de la inconsistencia del geocentrismo. Y ello a pesar de que la condición fundamental que se la había puesto a Galileo para la publicación de su Diálogo era que debía tratar el heliocentrismo copernicano como una mera hipótesis y nunca como una teoría verdadera. Para colmo, algunos vieron reflejado en Simplicio, el mediocre defensor de las teorías aristotélico-ptolemaicas, al propio papa Urbano VIII. Así, ante tal panorama, no es de extrañar que el papa se viera ofendido por Galileo y que la actuación de la Santa Inquisición no se hiciera esperar, siendo convocado el autor del Diálogo a los tribunales unos meses después.
[Urbano VIII, papa]
En el convento dominicano de Santa María sopra Minerva de Roma Galileo es condenado a finales de junio de 1633 a prisión perpetua, aunque le es conmutada la pena por arresto domiciliario de por vida. Antes de su cumplimiento Galileo pasa una temporada en el palacio arzobispal de Siena, custodiado y protegido por su amigo el arzobispo Ascanio Piccolomini (1590 - 1671).
Pues bien, según Stillman Drake, autor de Galileo at work. His Scientific Biography (Dover Phoenix Editions, New York, 2003, reimpresión de la primera edición de The University of Chicago Press, 1978), el "eppur si muove" pudo haberlo pronunciado el autor del Diálogo justo antes de abandonar el palacio del arzobispo Piccolomini a finales de 1633; acaso en el momento de despedirse de su amigo y anfitrión, justo antes de subir al carruaje que habría de llevarle a su casa de Arcetri, cerca de Florencia, donde permanecería recluido a perpetuidad para cumplir su condena. Ciertamente no sabemos si fue así pero esta versión es sin duda más probable que la popular, en la cual Galileo habría murmurado agriamente el eppur si muove desafiante tras su abjuración ante el tribunal de la Inquisición.
Pero, ¿hay algún hecho que apoye la hipótesis de que la célebre frase pudo haber sido pronunciada por Galileo a su amigo Ascanio Piccolomini? No hay nada aclaratorio, aunque hallamos una interesante pista que nos podría conducir a la familia Piccolomini a través del pincel del pintor sevillano del barroco Bartolomé Estebán Murillo (1617 - 1682).
[Autorretrato de Bartolomé E. Murillo, 1672 - 75]
En 1911 acontece un sorprendente hallazgo. Nos lo narra Stillman Drake en su libro Galileo at work. Una familia belga, propietaria de una pintura en la que presumiblemente se representa a Galileo en los calabozos de la Inquisición, ordena la restauración del cuadro. Dicha pintura fechada en 164(?) (posiblemente 1643) es atribuida al joven Murillo o, tal vez, a algún pintor de su círculo establecido en la corte. Cuando fue retirada la pintura del marco para su limpieza se comprobó que el lienzo era de mayor tamaño del que se suponía, habiendo sido doblado excesivamente por detrás cuando fue enmarcado (¿por qué?, ¿se pretendía ocultar algo?). En la pintura aparece el prisionero (Galileo) señalando a una de las paredes del calabozo y, al desplegarse el lienzo completamente, aparecieron en un extremo las palabras "eppur si muove", escritas sobre el muro indicado por el reo, que tantos años habían permanecido ocultas.
Según Drake el cuadro pudo haber sido encargado a Murillo (u otro pintor instalado en la corte) por Octavio Piccolomini (1600 - 1656), militar al servicio de España y hermano del arzobispo de Siena y amigo de Galileo, Ascanio Piccolomini, quien a la sazón se encontraba en Madrid. Octavio Piccolomini sería conocedor de la frase supuestamente pronunciada por Galileo al despedirse de su amable anfitrión, el arzobispo de Siena (no obstante, creemos, también pudo haber sido una invención de Octavio Piccolomini o de su hermano el arzobispo con la intención de rendir justo tributo, a modo de escueta vindicación, al sabio de Pisa, quien decididamente se atrevió a defender la teoría heliocéntrica). El cuadro sería pues un homenaje a la insigne figura de Galileo tras su muerte en Arcetri a comienzos de 1642. Así, según Stillman Drake, la familia Piccolomini habría tenido conocimiento de las palabras de Galileo, "eppur si muove", que guardó en secreto, valioso arcano, y no hizo públicas hasta después de su muerte para preservar la seguridad del gran sabio, tenaz defensor del copernicanismo.
[Octavio Piccolomini, Collezione Luca Cristini; imagen procedente de www.esacademic.com]
La célebre frase ha sido considerada frecuentemente como apócrifa, nacida un siglo después del fallecimiento de Galileo. Y es que el eppur si muove aparece impreso por vez primera en The Italian Library (Londres, 1757) del viajero, escritor y crítico italiano Giuseppe Baretti (1719 - 1789).
[Giuseppe Baretti; imagen procedente de http://es.wikipedia.org]
Baretti escribió: "En el momento en que fue puesto en libertad [Galileo], miró al cielo y luego al suelo y, dando un pisotón, en actitud contemplativa dijo: "Eppur si muove" ". De aquí deduce Drake que, como Galileo no fue puesto nunca en libertad, el momento de pronunciar la frase bien pudo haber sido cuando al sabio se le permite abandonar la custodia del arzobispo de Siena, Ascanio Piccolomini, a finales de 1633 para cumplir la condena en su casa de Arcetri. Por tanto, las famosas palabras no habrían sido una invención de Baretti, sino que ya fueron atribuidas a Galileo un siglo antes, como demuestra la pintura atribuida a Murillo (de 1643) que contiene la frase heliocentrista. Baretti fue secretario de la Real Academia de Pintura en Londres. ¿Acaso el crítico italiano conocía la existencia del cuadro español en el que se ocultaba el eppur si muove? Es posible. Tal vez tuvo acceso a la historia del encargo de la pintura, con la frase en ella, hecho por la familia Piccolomini. Posteriormente a la publicación de la obra de Giuseppe Baretti las palabras atribuidas a Galileo aparecieron en otras y adquirieron gran difusión.
Respecto a que la pintura con Galileo en el calabozo sea de Murillo presenta dudas. Entre otras cosas porque no hay evidencias de que el pintor sevillano estuviera en Madrid en 1642-43, aunque se ha escrito (primero Palomino y luego Ceán Bermúdez) que el joven pintor viajó a la corte en 1642, donde habría conocido a Velázquez. En el supuesto, no confirmado hasta la fecha, de que Murillo estuviera en Madrid en 1642-43 bien es posible que hubiera recibido el encargo de Octavio Piccolomini, una pintura dedicada al padre de la ciencia moderna con el eppur si muove como tributo a aquel revolucionario del conocimiento (que pretendió destruir los pilares del bello templo de los saberes especulativos para sustituirlos por unos nuevos, sólidos, basados en la observación y la experimentación).
Apuntaré asimismo que consulté sobre este asunto al prestigioso profesor Enrique Valdivieso, catedrático de Historia del Arte en la Universidad de Sevilla, y éste (que atentamente me contestó, lo cual le agradezco públicamente) no tenía noticia alguna del cuadro de Galileo en el calabozo señalando la célebre frase escrita en un muro, atribuido al joven Murillo, lo que me lleva a pensar que dicha obra debe ser de algún otro pintor de la época, acaso del entorno del sevillano.
Eppur si muove, "sin embargo se mueve" (la Tierra se mueve alrededor del astro rey como un planeta más). Frase apócrifa atribuida a Galileo o real, pero, en cualquier caso, quedó registrada para la historia al poco de la muerte del gran científico (aunque fue sacada a la luz a mediados del siglo XVIII, popularizándose posteriormente) y, como se descubrió en 1911, pudo salir, por encargo de la familia Piccolomini, del pincel de un pintor español.
Nota: Muy interesante, aunque no apto para todos los gustos, es el disco "Eppur si muove", dedicado a Galileo Galilei, de la banda alemana Haggard. Para ver unos vídeos con su música pínchese aquí. Imposible quedarse indiferente.
PS: ¡EUREKA! He aquí el cuadro de Galileo que tal vez pintó el sevillano MURILLO: http://brunelleschi.imss.fi.it/itineraries/gallery/TheTrial_34565.html