Este Año Internacional de la Tabla Periódicade los elementos es buena ocasión para, si no se ha hecho con anterioridad, aproximarse a la apasionante historia del descubrimiento de los distintos elementos. Y para ello nada mejor que leer un buen libro, como El secreto de Prometeo y otras historias sobre la Tabla Periódica de los elementos (Alejandro Navarro Yáñez), La Tabla Periódica (Hugh Aldersey-Williams), La cuchara menguante (Sam Kean) o el clásico de Isaac Asimov, La búsqueda de los elementos. Y, claro, el buen lector no debería dejar de sumergirse en la original y lúcida obra de Primo Levi, El Sistema Periódico, con sus magistrales ventiún capítulos, cada uno de ellos dedicado a un elemento, metáfora del hombre y sus relaciones, de marcado carácter autobiográfico en el que la dura experiencia, como químico judío en la Europa de la Segunda Guerra Mundial, de Primo Levi es parte esencial (entregado al ejército de ocupación alemán por la milicia fascista italiana, nos cuenta Primo Levi que la mayor preocupación en el campo de concentración no era el temor a la muerte sino cómo hacer frente al hambre). La obra incluye también dos cuentos: Plomo y Mercurio.
[Sello de Correos (España) conmemorativo del 150º aniversario de la Tabla Periódica, en el que aparecen los tres elementos químicos descubiertos por españoles: el platino (Pt), el wolframio (W) y el vanadio (V), llamado eritronio por su descubridor, Andrés Manuel del Río.
Para ir abriendo apetito se pueden ver estos tres estupendos vídeos de la serie The Mystery of Matter, en la que personajes como Priestley, Lavoisier, Davy, Mendeléiev, Marie Curie o Moseley, entre otros, cobran vida para contarnos su participación en esa fascinante aventura científica que fue la búsqueda de los elementos que forman las sustancias que conocemos (y las que están por descubrir o sintetizar en los laboratorios). Los elementos y su ordenación, siguiendo la ley periódica de Mendeléiev. Una de las más importantes empresas de la humanidad que nadie debería ignorar.
[WILLIAM HERSCHEL (1738 - 1822); notable músico e imprescindible astrónomo]
La relación entre las matemáticas y la música es antigua (Pitágoras). Asimismo no pocos científicos se han interesado, con mayor
o menor dedicación y éxito, por la música. Particularmente destacables me
parecen los casos de William Herschel y Aleksandr Borodín, de trayectorias que acaso podríamos considerar como
antiparalelas. El primero era un notable músico que se aficionó apasionadamente
a la astronomía, llegando a ser una de las figuras de mayor relieve en esta
rama de la ciencia (amén de descubrir la radiación infrarroja). Borodín, en
cambio, era un prestigioso químico profesional, centrado en la química orgánica
(particularmente en el estudio de los aldehídos), que es reconocido hoy por ser
un gran compositor del nacionalismo ruso.
WilliamHerschel, músico que dejó,
al menos en buena medida, el oboe por el telescopio, descubrió el planeta Urano en 1781 ( el nuevo planeta que
duplicaba el tamaño del Sistema Solar) y fue un observador incansable
del espacio profundo. Y,
por si todo ello fuera poco, descubrió en 1800, el luminoso año en el que Volta presentó la
pila eléctrica, un tipo de "luz invisible", pero detectable con
un simple termómetro, la radiación
infrarroja (de onda más larga que el rojo). Contagió
William su entusiasmo por el cosmos a su hermana Caroline, tenaz
ayudante y descubridora ella misma de objetos celestes, y a su hijo John,
escrutador del hemisferio austral.
[JOHN HERSCHEL, astrónomo, hijo de WILLIAM HERSCHEL]
El gran astrónomo de Hannover, William Herschel,
es sin duda una figura clave de finales del XVIII y principios del XIX. Hoy,
primer día del año, quiero compartir con los lectores una anécdota realmente
curiosa que leí en Grandes astrónomos (de Newton a Laplace), del
célebre físico y astrónomo romántico François
Arago (en Colección Austral, Espasa-Calpe, nº 543, 3ª
edición, Madrid, 1968).
La curiosidad hace referencia a una ceremonia de
homenaje que le rindió su familia en torno al gran telescopio, en el jardín de
la casa de Slough donde William Herschel desarrolló buena parte de
sus observaciones astronómicas. Recordemos que Herschel construyó sus propios
telescopios newtonianos (reflectores) en Inglaterra. Para ello tuvo que
aprender bastante, como el estudio de las aleaciones metálicas con las que
hacer los espejos parabólicos y practicar las técnicas adecuadas de pulido de
los mismos. Cuando el gran telescopio de Herschel (de 12
metros y con un espejo de casi un metro y medio de diámetro) dejó de cumplir su
función, el enorme tubo de bronce se dispuso horizontalmente en medio del
círculo donde en su día se hallaba la estructura y el mecanismo para dirigir
tan potente y extraordinario instrumento óptico. Arago nos cuenta la singular
ceremonia en honor de William Herschel así:
"El 1 de enero de 1840 [el músico astrónomo había
muerto en 1822], sir Juan Herschel [John, el hijo astrónomo de William
Herschel], su mujer y sus siete hijos y algunos viejos servidores de la
familia, se reunieron en Slough. A las doce del día dieron todos varias vueltas
al monumento [el gran tubo tumbado], a continuación se introdujeron por el tubo
del telescopio, se sentaron en bancos preparados de antemano y entonaron un
réquiem, en versos ingleses, compuesto por el mismo sir Juan Herschel. Cuando
hubo salido, la ilustre familia se colocó en círculo alrededor del tubo y se
procedió a sellar la abertura herméticamente.
La jornada finalizó con una fiesta íntima".
[Gran telescopio reflector de Herschel. Procedencia de la imagen aquí]
Y puesto que estamos en Año Nuevo, nada mejor que dejaros con este excelente vídeo de un concierto para viola de nuestro protagonista, William Herschel:
NOTAS:
- Para visitar la web del Museo Herschel de
Astronomía en Bath, donde William Herschel había sido organista en la
capilla octogonal, pínchese aquí.
- Sobre WILLIAM HERSCHEL como compositor pínchese aquí.