jueves, 31 de marzo de 2011

Preguntando sobre la energía nuclear


[Imagen procedente de www.energiasolar.ws]

El debate nuclear está servido. Y eso es bueno siempre que sirva para obtener energía de una forma lo más segura y limpia  posible. En la edición digital del diario Público los lectores tuvieron la oportunidad el pasado día 22 de preguntar al profesor Manuel Lozano Leyva, catedrático de Física Molecular, Atómica y Nuclear de la Universidad de Sevilla.

Allí contestó el profesor Lozano a interesantes preguntas como: ¿No es insolidaria la industria nuclear teniendo en cuenta que el combustible utilizado se acabará en unos 50 años, y los residuos generados estarán activos durante cientos de miles de años para las generaciones futuras? ¿Cómo se entiende que una industria no pueda hacerse cargo de sus propios residuos ni pueda responsabilizarse de los daños a terceros en caso de accidente? ¿Qué confianza se puede tener en unos técnicos que colocan una central nuclear con seis reactores juntos, en una zona sísmica, al nivel del mar y en una zona densamente poblada? ¿Podría ser el hidrógeno, la electrólisis y la pila de combustible la clave para sustituir las centrales nucleares y termoeléctricas del planeta? ¿Durante cuántos siglos habrá que vigilar los residuos que produce generar energía para unas décadas? ¿Por qué el plutonio es más peligroso y nocivo para la salud que otros isótopos radiactivos? ¿Por qué hay un empeño en minimizar los riesgos de la radiación? Y más interesantes preguntas con las jugosas y claras respuestas del profesor Lozano. Bienvenido sea el debate, el racional, y no el emocional y el basado en los prejuicios.

Para leer la charla con Manuel Lozano pínchese aquí.

viernes, 25 de marzo de 2011

Más allá del debate sobre la energía nuclear

Tsunami (3)



Los seres van
recobrando sus vidas
(pero no todos).


Indiferente
al nuevo eje terrestre,
sale la luna.

(Antonio Rivero Taravillo)


 En el último número del suplemento El cultural, del diario El mundo, tiene una presencia especial Japón, tristemente de actualidad y generando una inquietud que no cesa: Haikus de un marzo triste; Un roto en el mapa; El regreso del espanto; Cinco días después. Y Reflexiones de urgencia tras Fukushima, de Antonio Fernández-Rañada, catedrático de Física Teórica de la Universidad Complutense de Madrid (¿están las mentes más brillantes de nuestro tiempo entre esa selecta tribu de los físicos teóricos?). 

Lúcido y necesario análisis de Fernández-Rañada (esperamos, impacientes, la inminente columna del profesor Lozano Leyva en "El electrón libre", del blog de ciencias de Público, que será sin duda tan jugosa e incisiva como polémica) . Afirma el físico (es un hecho) que hasta el momento no ha habido ninguna víctima mortal de la radiactividad, frente a varios miles de fallecidos por el seísmo y el terrible tsunami. Tan sólo se han visto afectadas por las radiaciones algunas personas, todas levemente menos una. 


Considera Fernández-Rañada que los dos bandos, el favorable a la energía nuclear y el hostil a ella, tienen sus razones " pero el clima de la discusión seguirá siendo emocional". Y no debe, no puede, ser así. El debate sobre el problema energético, que conduzca a la sustitución decidida y progresiva de los combustibles fósiles, requiere de serenidad y racionalidad tras un profundo análisis. Y, previa o simultáneamente, pienso, debería discutirse sobre el modelo de sociedad y el estilo de vida que queremos. Concluye en su artículo el físico teórico que es imposible conseguir que toda la humanidad llegue a tener una vida como la del ciudadano del mundo desarrollado, pues ello implicaría muchas y fuertes tensiones. Para lograr un mundo más justo tendríamos que cambiar nuestro estilo de vida y eso desgraciadamente, nos dice, no parece probable que vaya a ocurrir.


Ya apunté que creo que es bueno que se debata sobre la energía nuclear de la forma más objetiva y desapasionada posible, con datos y estudios rigurosos, para el beneficio de todos. En este sentido, Fernández-Rañada es claro:

"Hay varias cosas difícilmente rebatibles. Los reactores nucleares pueden tener accidentes, como tantos otros productos tecnológicos. Frente a ello, los países que usan energía nuclear emiten menos CO2 per cápita que los que no lo hacen. Las renovables hoy existentes son incapaces de proporcionar toda la energía necesaria para el mundo actual y son muy incipientes los estudios de su no despreciable impacto ambiental en una implantación masiva. La dependencia del petróleo o el gas es causa de muchos problemas económicos o políticos y de tensiones entre países".

La polémica está servida. Pero, por favor, dejemos las subjetividades ideológicas y las emociones para otros debates. Nos jugamos mucho.

[Para leer el artículo completo de Fernández-Rañada, pínchese aquí

domingo, 20 de marzo de 2011

De la catástrofe del tsunami al debate de la energía nuclear

[Central nuclear de Fukushima, antes del sismo; imagen procedente de www.elpais.com]

La tragedia acaecida en Japón, con miles de muertos y desaparecidos, ha reabierto el debate sobre la energía nuclear, ya que el terremoto, de gran magnitud, y el consiguiente tsunami han dañado severamente a la central de Fukushima, con muy grave riesgo de contaminación radiactiva que podría afectar no sólo al aire, sino también al suelo y las aguas. Parece ser que ya han sido detectados alimentos contaminados. Es bueno que el debate sobre la energía nuclear esté vivo, siempre y cuando se discuta racional y objetivamente, con datos científicos y técnicos sobre la mesa. De este debate (¿es ahora el momento adecuado?) debemos beneficiarnos todos, con centrales nucleares más seguras (y ello incluye localizaciones más seguras; pensemos en el muy sísmico territorio japonés), con mayor investigación en tratamiento y almacenamiento de residuos radiactivos (el gran problema) y, por supuesto, con una mayor dedicación de esfuerzos para la mejora de la eficiencia e implantación de las fuentes de energía renovables que, en cualquier caso, son necesarias. Quiero ser optimista y pensar que dentro de pocas décadas las centrales de fisión sean historia porque dispongamos de la muy ventajosa fusión nuclear produciendo electricidad para todos. Pero si de este debate (supongamos que se lograra hacer de forma serena, no precipitada, y sólidamente argumentada, dejando a un lado las opiniones apasionadas y los intereses particulares, ¿difícil, no?) concluimos que hay que renunciar a la energía nuclear de fisión (la de nuestras centrales actuales), ya podemos ponernos a elaborar la lista de cosas a las que estamos dispuestos a renunciar.

Traigo aquí los comentarios de Manuel Toharia este fin de semana en su sección de No es un día cualquiera, que coinciden plenamente con los mios (de los cuales di cuenta en una entrada la pasada semana). A pesar de lo gravísimo del riesgo de contaminación radiactiva (afortunadamente parece que se va controlando la situación con ingentes esfuerzos), lo que más debe preocuparnos a los ciudadanos de a pie actualmente es la enorme tragedia humana y material que ha provocado el devastador tsunami (producto de un terremoto de magnitud 8,9 con epicentro muy próximo a la costa nordeste de Japón).  En los medios de comunicación de este lejano occidente se ha destacado más la amenaza nuclear que la realidad de la catástrofe que, lamentablemente, ha pasado a un segundo plano. Sin duda el temor vende más. Ni mucho menos pretendo minimizar la gravedad de una posible contaminación radiactiva con origen en la central de Fukushima, pero creo que ni los medios ni ciertos cargos de responsabilidad (¿apocalipsis?) han sabido valorar y comunicar bien el asunto, alarmando a la población con muy inquietantes mensajes, mientras miles de personas, unas muertas y otras desaparecidas, estaban (y aún están) bajo el lodo y los escombros.

A tan polémico asunto de la energía nuclear y sus  posibles riesgos dedicó el programa de Pepa Fernández (RNE1) el pasado sábado su tertulia.

 

martes, 15 de marzo de 2011

Actualidad científica con Manuel Toharia: tsunamis, residuos y Encélado

[Encélado, luna de Saturno. Imagen procedente de Wikipedia. Foto: NASA]


Manuel Toharia comenta esta semana tres asuntos importantes de actualidad: la catástrofe de Japón, con ese terrible tsunami; la generación de residuos en las sociedades desarrolladas como la nuestra; y un misterioso satélite, Encélado.

"Donde la tierra tembló, volverá a temblar", nos dice. Adagio este con fundamento científico, porque sabemos bien que las zonas de mayor riesgo sísmico, como el archipiélago japonés, son aquellas que se encuentran próximas a los límites de las placas tectónicas. 

Comenta el físico y divulgador cómo los ricos constituimos la civilización del desperdicio, somos unos auténticos "desperdiciadores". Así, cada español genera 547 kg de basura al año y tan sólo reciclamos 82 de esos kilos. Producimos más basura y reciclamos menos, se dice, que la media de la Unión Europea.

Por último se nos habla de ese misterioso satélite natural del lejano Saturno, Encélado. El sur de esta luna (descubierta en 1789 por William Herschel cuando estaba estrenando su gigantesco telescopio reflector) es un enigmático foco de calor en una región del espacio tan lejana del Sol que en ella  la temperatura media es inferior a -200 ºC. El origen del calor interno del satélite es difícilmente explicable.


                                                                                                                                        
                  
                            
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                                            No es un día cualquiera - La catástrofe de Japón
                                        
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viernes, 11 de marzo de 2011

El potencial destructor de los terremotos

[Sismograma. Se observa primero la detección de las ondas p, luego las s y, por último, las ondas sísmicas superficiales, con sus amplitudes. Imagen procedente de www.lpi.tel.uva.es]


Nuevamente nos ha conmovido la terrible sacudida de la tierra con sus devastadores efectos. Esta vez el seísmo ha afectado fatalmente a Japón, el país mejor preparado para estos sucesos. El terremoto, de una magnitud 8,9 en la escala de Richter, ha provocado un tsunami  (término precisamente de origen japonés) con olas de hasta 10 metros que ha arrasado el noreste de aquel país asiático, de frecuente actividad sísmica (al encontrarse en una zona de conjunción de placas tectónicas). El poder destructivo de los tsunamis no se debe sólo a la altura de las olas sino a su enorme energía cinética, pues una ingente masa de agua a gran velocidad (que puede alcanzar hasta 800 km/h) es la que avanza hacia la costa. Las cifras de víctimas mortales, segura y desgraciadamente, irán aumentando con el paso de las horas, alcanzando (o superando) posiblemente el millar. Recordemos que el pasado terremoto de Haití, hace algo más de un año, de magnitud 7,0, produjo un elevadísimo número de muertos (más de 300.000), ya que el país caribeño, muy pobre, no estaba preparado para soportar un sismo de gran intensidad.


 [Esquema de un tsunami; Fuente: Wikipedia]


El estudio de la sismología es esencial para saber cómo protegernos eficazmente de los terremotos y sus consecuencias. A ello dedica su vida profesional Francisco Vidal, profesor de la Universidad de Granada (una de las zonas de mayor riesgo sísmico de España), e investigador del IAG (Instituto Andaluz de Geofísica). Enlazo aquí la conferencia de este físico, pronunciada en la Fundación Juan March dentro del ciclo dedicado a las catástrofes, titulada Terremotos. Su potencial destructor y cómo podemos protegernos (acompañada de una presentación y descargable en MP3). Debemos estar agradecidos a estos investigadores y aprender de sus trabajos y conferencias.
  
Enlazo aquí el muy interesante programa de Tres14 (RTVE) dedicado a los terremotos. Imprescindible.


PS:

Esta tremenda catástrofe ha generado una gran inquietud debido al riesgo de contaminación radiactiva como consecuencia de los daños producidos en algunas centrales nucleares (particularmente en la de Fukushima, donde se produjo una explosión). Japón es un país muy poblado (doce ciudades tienen más de un millón de habitantes), con un elevado grado de desarrollo y una poderosa industria (asimismo tiene una completa y compleja red de transportes). Esto hace que sea dependiente de la energía nuclear, de la que obtiene un tercio de la electricidad. Hasta ahora creo que la mayoría de los japoneses aceptaba el riesgo de tener centrales nucleares en su sísmico país para poder mantener o incluso incrementar su nivel de desarrollo, pero después de lo ocurrido se plantearán dudas. No obstante, quiero decir que me da la impresión de que los medios de comunicación están magnificando la posible amenaza de una catástrofe radiactiva. Los titulares hacen referencia al peligro de una gran fuga radiactiva (inevitablemente nos viene a la memoria lo sucedido en Chernóbil en 1986, pero los reactores de aquella central carecían de edificio de contención y, desde luego, los japoneses nos inspiran mucha mayor confianza en la gestión del problema que aquellos soviéticos). Desde que ocurrió la explosión en la central de Fukushima se habla más de la amenaza nuclear que de la realidad de la catástrofe, con un elevado número de víctimas, que parece que va a superar con creces el millar de muertes, y grandes pérdidas materiales. Parece que interesa reabrir el debate nuclear, lamentablemente en no pocas ocasiones con falta de rigor (afortunadamente, al menos, en el canal 24 horas de TVE se entrevistó a un catedrático de Tecnología Nuclear que explicó con detalle y claridad el asunto). A mí, de momento, me preocupan mucho más las víctimas del tsunami. En fin, seguramente estaré equivocado.

miércoles, 9 de marzo de 2011

Velocidad y ahorro energético

Sólo para dos cosas es mejor la velocidad que la lentitud, según el naturalista Joaquín Araújo: para curarse si está uno enfermo; y para morirse si lo está muy, muy mal.


viernes, 4 de marzo de 2011

Mujer y ... científica

El próximo martes, 8 de marzo, se celebra el Día Internacional de la Mujer Trabajadora. Por ello dedico hoy esta entrada a destacar el importante papel desempeñado por aquellas científicas pioneras del pasado siglo, cuando ser mujer era un obstáculo, a veces insalvable, para desarrollar ciertas tareas consideradas sólo aptas para hombres. No pocos prejuicios y recelos ante la posibilidad de que una mujer adquiriera mayor prestigio profesional que un hombre estaban fuertemente arraigados todavía en el siglo XX, particularmente en su primera mitad. Recuerdo aquí a una mujer científica, aún viva, galardonada con el Premio Nobel de Medicina: Rosalyn Yalow. El texto pertenece al ensayo inédito Los judíos y la ciencia, escrito en 2002 por mi padre, Fernando Rivero Garrayo (1925 - 2005), quien fue catedrático en la Universidad de Sevilla y un auténtico apasionado de la historia de la ciencia.


[ROSALYN YALOW; imagen procedente de www.aps.org]

La siguiente referencia es a otra mujer Premio Nobel de Medicina, la norteamericana Rosalyn Yalow, de soltera Sussman (n. 1921). Nacida en Nueva York, procede de una familia judía emigrante -ya asentada en Estados Unidos cuando ella nació-, que era de pocos recursos económicos y sin estudios superiores que, no obstante, procuraron dársela a sus dos hijos, un varón y Rosalyn, la menor. Ella, de gran interés, voluntad y capacidad, deseaba ser científica, por lo que durante los estudios medios se dedicó especialmente a las matemáticas y a la química. Al final de la década de los treinta del siglo pasado estudió en un college femenino de Nueva York y se dedicó a la física en la especialidad de física nuclear. Acabó la carrera antes de cumplir los 22 años, dos antes que sus compañeros de estudio. Entonces, debido a la II Guerra Mundial y a ser mujer y judía, tenía pocas perspectivas de encontrar trabajo; sin embargo, pudo colocarse como ayudante en la Escuela de Ingeniería de la universidad de Illinois, siendo la única mujer entre cuatrocientos hombres.

En 1943 se casó con otro compañero judío, Aaron Yalow, que también estudiaba física avanzada. En 1945 trabajó como ingeniero ayudante, y única mujer, en la compañía norteamericana ITT de telecomunicación. En 1946 regresó al college de Nueva York donde había estudiado y se colocó como profesora de física. Rosalyn dejó la docencia en 1950 y se dedicó a la investigación de radioisótopos de importancia médica como colaboradora del doctor Solomon Berson en un hospital de Nueva York e investigó mediante isótopos radiactivos -como el iodo en el tiroides- el metabolismo de las hormonas, principalmente la insulina que originaba anticuerpos al ser inyectada. Este método de cuantificación radioinmunológica de pequeñísimas cantidades de insulina en la sangre, así como de otras sustancias bioquímicas, se hizo en 1959, y tanto Berson como Yalow no quisieron patentarlo y, por lo tanto, sin recibir ninguna compensación económica.


[Radioinmunoensayo. Imagen procedente de www.ehu.es]


Este nuevo método fue digno de recibir el Premio Nobel de Medicina de 1977 en la persona de Rosalyn Yalow -para entonces, Berson había fallecido-, pues según la comisión de concesión de los P.N., el método de radioinmunoensayo (RIA en inglés, "radioinmuno-assay"), que permite detectar mínimas cantidades de sustancias de hasta 10-12 g [picogramo o billonésima parte del gramo], era "un trabajo pionero ... que es el nacimineto de una nueva era de la endocrinología".

Rosalyn era una trabajadora tenaz que creía que se podía simultanear las responsabilidades del hogar -ella tuvo dos hijos- con la investigación científica, para la que, según ella, no basta con el talento si no va acompañado de la constancia, a pesar de las dificultades. R. Yalow ha sido la primera mujer en recibir, en 1977, el premio Lasker de investigación médica básica.



Enlaces de interés (sobre mujeres científicas):

http://www.mujeryciencia.es/

http://www.oei.es/salactsi/Mujercie.pdf

http://www.quimicaweb.net/mujeres_fyq/index.htm

http://www.gobiernodecanarias.org/educacion/3/usrn/lentiscal/1-cdquimica-tic/HistoriaCiencia/PonenciaMUjeresC.pdf

martes, 1 de marzo de 2011

La amenaza de una gran tormenta solar

[Interacción del viento solar con la magnetosfera de la Tierra:
Imagen procedente de Wikipedia]

Recientemente se hacían eco los medios de comunicación de la amenaza de una próxima tormenta magnética solar, que podría tener graves consecuencias. Así, por ejemplo, en la edición digital del diario ABC la noticia se daba ayer con este titular: "Los científicos alertan de la posibilidad de una tormenta solar "catastrófica". El fenómeno tiene la potencia necesaria para acabar, de un solo golpe, con la tecnología del mundo moderno".

Dicho así resulta de lo más inquietante (para leer el artículo completo de ABC, pínchese aquí).  Manuel Toharia se encargó el pasado domingo en su sección de actualidad científica en No es un día cualquiera (RNE1) de puntualizar oportunamente esta noticia, con palabras tranquilizadoras.

Comenta el maestro de la divulgación científica que el Sol entra en ciclos de máxima actividad cada once años aproximadamente. Ahora nos encontramos en uno de esos momentos. La actividad solar, con sus tormentas magnéticas, podría afectar particularmente a las telecomunicaciones (GPS, móviles, etc.), muy vulnerables a estos fenómenos. Sin embargo, sería algo transitorio, nada que ver con una catástrofe planetaria. Éste, y otros asuntos de interés, son tratados por Toharia en el programa:

Por cierto, las auroras boreales (y australes), bello espectáculo, son consecuencia de las tormentas solares (o del viento solar). Fue Anders Celsius (1701 - 1744), astrónomo sueco inventor de la escala centígrada de temperatura, el primero (en 1733) en relacionar el magnetismo con las luces del norte o auroras boreales. 

Este asunto de las tormentas solares es tratado con rigor científico y cierta profundidad en la última emisión de A Hombros de Gigantes, el programa radiofónico de referencia de divulgación científica (RNE5):