jueves, 28 de julio de 2016

Gloria de un científico español: los anillos de Ulloa

[Lámina XIV de la Relación histórica del viaje a la América meridional (1748), en la que se muestran fenómenos extraordinarios observados por Jorge Juan y Antonio de Ulloa en las cimas de los Andes. En la parte superior, la gloria o anillos irisados vista en la montaña Pambamarca en el transcurso de la expedición geodésica hispano-francesa al ecuador. Podemos leer en dicha lámina: "El fenómeno de los tres iris observado por la primera vez en Pambamarca, y después repetido en otras varias montañas" (Fig. 2). En la misma lámina de la Relación histórica aparece la erupción del colosal volcán andino Cotopaxi: "Cerro de Cotopaxi nevado como pareció en la reventazón que hizo el año de 1743" (Fig. 1). El Cotopaxi es un estratovolcán activo muy peligroso situado a unos 45 km al sureste de Quito. Debido a su gran altitud, de casi 5.900 metros sobre el nivel del mar, tiene una cobertura glaciar y sus erupciones pueden provocar enormes lahares o flujos de lodo y escombros (consecuencia de la fusión del glaciar), arrasando a su paso poblaciones y cultivos de los valles próximos, tal como ocurrió en 1743 y 1744, y de lo que da testimonio Antonio de Ulloa en su Relación histórica (1748), cuando el Cotopaxi erupcionó violentamente, fundiéndose sus nieves perpetuas y ocasionando terribles avalanchas con gran devastación en la zona de Latacunga. Asimismo observamos en la parte baja de la lámina un tercer fenómeno de interés; se trata de la proyección sobre la falda de una montaña de tres arcos blancos formados por la luz lunar: "Fenómeno del aro de la Luna observado que se proyecta en las faldas de los cerros" (Fig. 3).
Fuente de la imagen: www.memoriachilena.cl]




Ciertamente no me extraña que en la galería de los doce sevillanos ilustres del bello Palacio de San Telmo (un espléndido conjunto de una docena de esculturas de Antonio Susillo, realizado en 1895 por encargo del duque de Montpensier) no se encuentre una estatua del eximio científico y marino sevillano Antonio de Ulloa (1716 - 1795), descubridor del platino e impulsor del desarrollo científico y técnico en la España del siglo XVIII (cuando nuestro país, de la mano de políticos reformistas como el ilustrado marqués de la Ensenada, hace un esfuerzo por modernizarse). Sí me preocupa más que a estas alturas de siglo aquel eminente hombre de ciencia sea poco conocido en su país e incluso en su ciudad natal (en la cual, que uno sepa, tan sólo se le ha dedicado el nombre de una calle, Almirante Ulloa, donde nació, y una placa que lo recuerda). ¿No se merece algo más Antonio de Ulloa en Sevilla? Más que nada para que todos sepamos que en nuestra bonita ciudad, de pintores y poetas, también ha habido científicos como Ulloa que han realizado una labor notable en su tiempo, favoreciendo el progreso, y que, además, lograron reconocimiento internacional. Este año se cumplen trescientos años del nacimiento de Antonio de Ulloa y mi ciudad como si nada. Al menos el pasado año se organizó una interesante exposición en el Archivo General de Indias dedicada a la biblioteca del insigne marino y científico sevillano. Pero debe llevarse a la práctica un proyecto más ambicioso que sea capaz de enraizar en la ciudadanía.



[Placa conmemorativa dedicada a Antonio de Ulloa, descubridor del platino, en la fachada de su casa natal, actual calle Almirante Ulloa (en el centro de Sevilla).
Procedencia de la imagen: http://www.galeon.com/juliodominguez/2008/ulloa.html]


[Placa conmemorativa dedicada a los marinos y científicos Jorge Juan (1713 -1773) y Antonio de Ulloa (1716 - 1795), elegidos muy acertadamente para representar a la corona española en la célebre expedición geodésica hispano-francesa al Virreinato del Perú, donde realizaron medidas precisas y estudiaron la naturaleza de la región. La placa se encuentra en la calle Pelota de Cádiz.
Procedencia de la imagen: https://placasdecadiz.com/2010/02/26/jorge-juan-y-antonio-de-ulloa/]


Por si no fuera bastante el haber anunciado al viejo continente la existencia de un metal desconocido para los europeos, la platina o platino, y el haber contribuido a la determinación de la forma exacta de la Tierra (achatada por los polos), amén del estudio de la rica naturaleza americana, Antonio de Ulloa fue una figura clave en el difícil desarrollo científico y técnico de España. Digamos como ejemplo de ello que en 1752 presentó al gobierno un proyecto de Gabinete de Historia Natural, germen del posterior Real Gabinete creado por Carlos III;  y, asimismo, fundó y dirigió el primer laboratorio metalúrgico de nuestra nación (en Madrid) y desarrolló labores técnicas en la minería del azogue o mercurio (en Almadén y Huancavelica, las más importantes minas de cinabrio en Europa y América, respectivamente, de gran importancia para la extracción de la plata). Desde joven su prestigio internacional fue considerable. Así, por ejemplo, a los treinta años era ya miembro de la  Royal Society y a lo largo de su vida irá formando parte de algunas de las principales Academias científicas de Europa. Notable es la relación de sus obras y escritos, algunos muy conocidos (como la Relación Histórica... y las Observaciones Astronómicas...; de 1748, escritos con Jorge Juan). El listado completo de obras de Ulloa puede hallarse en Entre España e Hispanoamérica: Antonio de Ulloa, un hombre de su tiempo. Sus escritos y publicaciones, de ANTONIO GUTIÉRREZ ESCUDERO (Escuela de Estudios Hispano Americanos, CSIC; II Centenario de Don Antonio de Ulloa, Sevilla, 1995, págs. 257 - 270).

Sin embargo, queremos fijar hoy nuestra atención en un hallazgo poco divulgado de Antonio de Ulloa, realizado durante la expedición a tierras ecuatoriales americanas y publicado en las Relaciones Históricas... (1748): las glorias observadas en el páramo de Pambamarca...


(CONTINUARÁ)