sábado, 6 de diciembre de 2008

Mutis, de Caldas y el primer observatorio astronómico de América







En este crítico 2008 que agoniza se ha cumplido, sin hacer ruido, el bicentenario de la muerte de un gran sabio español, quien, como tantos otros de su tiempo, viajó a ultramar en busca de aventura, prosperidad o, como es el caso, conocimiento. Pues el territorio americano era, nunca mejor dicho, una auténtica "mina" de ignotos tesoros naturales, a la espera de mentes preparadas y espíritus tenaces e inquietos que los descubrieran. El gaditano José Celestino Mutis, médico y naturalista, es el eximio sabio al que nos referimos. Murió en 1808 en Santa Fe de Bogotá (Colombia; entonces Nueva Granada), después de dedicar toda una vida al estudio de la flora y de la naturaleza del Nuevo Mundo.



El "patriarca de los botánicos" (así le llamó Alexander von Humboldt) abarcó más campos del saber, además del estudio científico de la flora y la fauna de Nueva Granada. Aquí queremos destacar un hecho de singular relevancia que tuvo lugar en la recta final de la vida de Mutis: la fundación del primer observatorio astronómico americano, en 1803.



En 1783 fue nombrado Mutis director de la Expedición Botánica de Nueva Granada, un acontecimiento que el sabio gaditano supo aprovechar bien, dadas sus excelentes cualidades como hombre de ciencias, observador, meticuloso y sistemático. Sin embargo, como indica González Bernal, Mutis contemplaba la astronomía como algo importante pero secundario, pues no constituía el objetivo principal de la expedición, amén de no ser nuestro ilustre personaje especialista en la materia. A pesar de ello, Mutis proyecta la construcción de un (modesto) observatorio astronómico en Santa Fe de Bogotá, que habría de ser el primero con carácter permanente en tierras americanas (sus antecesores, los observatorios de Filadelfia y Montevideo, de 1789, tuvieron un carácter provisional).



De la ejecución del proyecto se encargó el arquitecto Domingo de Petrés, en quien confió Mutis y al que dio las instrucciones necesarias. En mayo de 1802 comenzó la construcción del observatorio, sin permiso oficial para evitar insoportables demoras, finalizándose el día de San Bernardo, 20 de agosto, de 1803. Se levantó en el solar de la Casa de la Botánica de Santa Fe de Bogotá. La construcción es un prisma de base octogonal, de 18 metros de altura, con una torre cuadrangular adosada a una de las caras laterales del prisma. Constaba de dos niveles y una azotea. En el segundo se abrieron siete ventanas alargadas para hacer desde allí las observaciones. La función de la torre adosada, en la cara sur, era la de albergar en su interior la escalera. Parece ser que el arquitecto tomó como modelo la primera construcción del observatorio de Greenwich y las torres octogonales del observatorio de París.



Mutis pensó en el científico criollo Francisco José de Caldas (1768 - 1816) como el director más idóneo para el nuevo observatorio ecuatorial, dadas las excelentes referencias que tenía de él. No obstante, el observatorio no fue diseñado pensando en los instrumentos específicos que se instalarían allí y, según González Bernal, "un estudio sobre los instrumentos utilizados por ellos, más los donados al observatorio, permitiría establecer las dificultades ante las cuales tropezó el edificio por desconocer con precisión lo que en su interior se haría". Es decir, Mutis concebió el observatorio santafereño sin pensar en las características específicas de su ubicación ni en los instrumentos (posiblemente pensó que el edificio diseñado era adecuado para las observaciones astronómicas de la Expedición, sin objetivos de mayor alcance, para los que sí estaba capacitado de Caldas).



Francisco José de Caldas (de quien había dicho Mutis que "se ha hecho un hábil astrónomo" de "instrucción vastísima" que "hará honor a mi elección") llega a Santa Fe en 1806 con los equipos e instrumentos necesarios para poner en funcionamiento y dirigir el Observatorio Astronómico de aquel lugar.



Respecto a los méritos científicos de Caldas, que tanto valoró Mutis, diremos muy sucintamente que a finales del siglo XVIII realizó numerosos estudios metéorológicos y geográficos (como, por ejemplo, la determinación de la longitud local usando efemérides y fenómenos astronómicos), obtuvo las lentes para construir un telescopio con el que observó los satélites de Júpiter y los bellos anillos de Saturno, observó el tránsito de Mercurio de 1803 y los eclipses de Sol y de Luna de ese mismo año. Uno de sus ambiciosos proyectos era el de elaborar una carta celeste del hemisferio sur. No podemos dejar de mencionar su invención del hipsómetro, instrumento para determinar la altitud de un lugar según el punto de ebullición del agua; para ello se basó en las investigaciones de De Saussure y Deluc en las que se relacionaba el punto de ebullición del agua con la presión atmosférica y, en consecuencia, con la altura sobre el nivel del mar.



Francisco José de Caldas fue ferviente partidario de la independencia de su país (escribió "Nuestra Revolución" y sirvió a la causa patriótica americana como ingeniero militar). Esto le costó la vida, muriendo prematuramente y viéndose truncados muchos de sus proyectos, al ser fusilado por la espalda a finales de octubre de 1816.



(Para saber más: MARTÍN, P.; "El sabio Mutis", Diputación de Cádiz, 1985. PIMENTEL, J.; "Jorge Juan, Mutis, Malaspina. Viajeros científicos. Tres grandes expediciones al Nuevo Mundo", Nivola, Madrid, 2001. En internet: GONZÁLEZ BERNAL, D. M.; "El observatorio astronómico de Santafé de Bogotá. Modernidad y ciencia en los últimos años del Virreinato", Revista Credencial, febrero de 1997).

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