Historia de la ciencia. Curiosidades científicas. Actualidad científica. Cultura.
sábado, 28 de marzo de 2009
Boltzmann y Darwin (la teoría de la evolución desde la Física)
miércoles, 25 de marzo de 2009
Dos siglos de ciencia española ... en unas líneas (por Pedro Laín Entralgo)
miércoles, 18 de marzo de 2009
"Radiociencia"
Científicos despistados
martes, 10 de marzo de 2009
"El Dorado vegetal". José Celestino Mutis y la quina
El médico y naturalista José Celestino Mutis (Cádiz, 1732 - Santa Fe de Bogotá, 1808), "apóstol de Linneo" en Nueva Granada (Colombia), se interesó enormemente por la flora de aquellos territorios americanos, en búsqueda de conocimiento (descripción y clasificación de nuevas especies de plantas) y también indagando particularmente en todo lo referente a las aplicaciones de ciertas especies vegetales, como el "té de Bogotá", la canela americana (diferente de la canela de Ceilán) y, sobre todo, el quino. De los quinos, árboles de la familia de las rubiáceas (género Cinchona, con diferentes especies), se extraía su corteza, la quina, cuyas propiedades febrífugas eran aprovechadas por los indígenas; de ello se percataron los jesuitas (el jesuita jiennense, de Lopera, Bernabé Cobo, 1580-1657, parece ser que se fijó en la quina como medicamento en 1638), que se interesaron sobremanera por tan "milagroso" producto vegetal y lo difundieron por Europa (se llegó a conocer como el "polvo de los jesuitas"). La quina se aplicó exitosamente en el tratamiento de la malaria o paludismo.
Según nos dice Juan Pimentel en su libro Viajeros científicos (Ed. Nivola, Madrid, 2001), en el siglo XVIII la quina fue utilizada en el tratamiento de las fiebres tercianas (aquellas que se manifiestan a los tres días, como la malaria), siendo un objetivo fundamental de los viajeros naturalistas, como La Condamine, quien había realizado investigaciones sobre la curativa corteza en la región de Loja (Quito). Según cuenta Pimentel en su libro, el médico Pedro Virgili, quien fuera maestro y protector de Mutis, había sido, a instancias de Ulloa, el primer promotor de la creación de un monopolio de la quina peruana. Asimismo, según Pimentel, el gran naturalista sueco Linneo, "padre de la taxonomía", también mostró gran interés en el estudio del quino, incitando a sus colaboradores a ello, de manera que Mutis le remitió ejemplares de una especie diferente a la Cinchona officinalis (descrita por La Condamine).
Así, en 1772, descubrió una especie de quino en los bosques de Cundinamarca (hasta entonces se pensaba que el quino tan sólo crecía en las proximidades del Ecuador). Posteriormente descubrió otras especies de Cinchona, teniendo cuatro de ellas propiedades medicinales.
martes, 3 de marzo de 2009
Las vicisitudes de Emmy Noether, matemática genial
domingo, 1 de marzo de 2009
Sobre Oscar Hertwig y el postdarwinismo (y II)
La "ley biogenética fundamental" de Ernst Haeckel
La tribu, la nación y la Humanidad (según Darwin)
Sobre Oscar Hertwig y el postdarwinismo (I)
El zoólogo alemán Oscar Hertwig (1849 - 1922) es recordado (aunque no lo que se debiera) por descubrir en 1875, estudiando los erizos de mar, que el cigoto se forma cuando un espermatozoide se fusiona con el óvulo (dicho cigoto u óvulo fecundado dará lugar, como bien sabemos, a un nuevo ser). El hallazgo, como puede suponerse, es de capital importancia.
Pero Oscar Hertwig (discípulo de Haeckel en Jena, aunque alejado de sus especulaciones filosóficas) fue un destacadísimo embriólogo experimental y, aunque evolucionista, se opuso al protagonismo dado por Darwin al azar en su teoría de la evolución. Sus conclusiones las expuso Hertwig en su libro, publicado en 1916, "Das Werden der Organismen, eine Widerlegung der Darwinschen Zufallslehre" ("Génesis de los organismos. Una refutación de la teoría darwinista del azar").
La obra de Oscar Hertwig despertó gran interés también en nuestro país y fue publicada en castellano en 1929, hace ahora ochenta años. La traducción del alemán fue satisfactoriamente realizada por Lorente de No, notable matemático y profesor de Mecánica Racional. "Génesis de los organismos" fue editada por Espasa-Calpe en dos volúmenes de 398 y 381 páginas respectivamente y 115 figuras (en la colección "Ideas del siglo XX", dirigida por Ortega y Gasset).
Es un año, de aquella llamada "Edad de Plata" de la cultura española, de interesantes publicaciones sobre Genética y sobre evolución: el artículo La mutación "jaspeado" del coleóptero Phytodecta variabilis (su aparición y herencia), de Antonio de Zulueta; el artículo Contribución al conocimiento del determinismo del sexo en Paramermis contorta, de Margarita Comas; el libro Curso de Historia Natural, de Salustino Alvarado (quien cita, entre otros, a Hertwig y Morgan); y la mencionada Génesis de los organismos, traducción de la obra de Oscar Hertwig. Digamos como curiosidad que en el citado libro de Alvarado se pretende conciliar (con un criterio respetable creemos) la teoría de la evolución con la posibilidad de un Creador: "La teoría de la descendencia no excluye la creación. Se puede ser a la vez creacionista y evolucionista. Basta para ello suponer que el Creador creó en un principio una o unas cuantas formas sencillas a las que dotó de la propiedad de evolucionar"; aunque podamos no compartir la opinión de Alvarado, no tenemos nada que objetar a su planteamiento.
Respecto al libro de Hertwig, encontramos una jugosa reseña de Ramiro Ledesma Ramos (1905 - 1936), a la sazón jovencísimo e inquieto pensador y discípulo de Ortega y Gasset, sobre "Génesis de los organismos" (Espasa-Calpe, 1929). Dicha reseña del filósofo zamorano lleva por título "Hertwig y el postdarwinismo", publicada en La Gaceta Literaria el 1 de abril de 1929 (en la sección en la que habitualmente colaboraba Ledesma: "Filosofía y Ciencia"). Dicha reseña, que creemos de interés, puede leerse en www.filosofia.org/hem/dep/gac/gt05502c.htm.
Incluimos en "El devenir de la Ciencia" el último párrafo del artículo "Hertwig y el postdarwinismo":
"Todo gira hoy alrededor de ese mundo maravilloso y microcósmico que es el mundo celular insospechado para el darwinismo, sobre el que se encuentran fijas todas las atenciones. Hertwig ha introducido en Biología el concepto de célula específica y una ley ontogenética sucedánea a base de una de las pocas y auténticas verdades de la biología moderna: es un hecho de riguroso conocimiento experimental que "de una determinada célula sexual se desarrolla siempre con infalible seguridad una sola especie bien determinada de organismos". Aquí, con esta ley, creemos da comienzo la Biología de nuestro tiempo, y significa para ella lo que el concepto de número natural significa para la matemática".
(Foto: Oscar Hertwig; procedente de www.nceas.ucsb.edu)