sábado, 28 de marzo de 2009

Boltzmann y Darwin (la teoría de la evolución desde la Física)


(Medalla dedicada a Boltzmann; procedente de http://proj1.sinica.edu.tw)
Mucho se está hablando y escribiendo en este 2009 sobre Charles R. Darwin y su teoría de la evolución de las especies mediante la selección natural (justamente, pues es una de esas teorías que no sólo han tenido enorme influencia en la ciencia, sino también en la filosofía y en la concepción que del mundo y de nosotros mismos tenemos). En el suplemento "El Cultural" del diario El Mundo, 6-12 de febrero de 2009, pudimos leer varios artículos interesantes sobre el tema: "Darwin contra el diseño inteligente" (Francisco J. Ayala), "Selección natural" (Antonio García-Bellido), "Los principios de la belleza" (Juan Luis Arsuaga) y "Una mirada desde la Física". Este último nos llamó poderosamente la atención por su originalidad; llevaba la firma del prestigioso catedrático de Física de la Universidad Complutense de Madrid, Antonio Fernández-Rañada. Afirma el eminente físico que el descubrimiento esencial de Darwin es la unidad de la vida, que se manifiesta en una evolución temporal irreversible que no admite marcha atrás. Según Fernández-Rañada, las nociones biológicas de unidad e irreversibilidad son correlativas a las de unificación y flecha del tiempo de la Física.
Así, respecto de Boltzmann y la irreversibilidad ligada a la flecha del tiempo nos dice:
"El austriaco Ludwig Boltzmann, otro gigante del pensamiento y gran admirador de Darwin, se propuso como objetivo de su vida científica demostrar que, a pesar de la reversibilidad matemática de las ecuaciones de la teoría newtoniana, el mundo es férrea y obligatoriamente irreversible, resolviendo así una extraña paradoja de la física clásica. Lo logró interpretando en términos probabilistas la entropía, concepto difícil y sutil que viene a dar una medida del desorden de un sistema o de la incertidumbre que se tiene sobre los detalles de su estado. Consiguió probar que es altísimamente improbable que un proceso complejo llegue a dar marcha atrás, por ejemplo que un vaso que se rompe al caer vuelva a recomponerse, al juntarse de nuevo y espontáneamente sus añicos.
Pero Boltzmann quería conseguir un resultado más fuerte aún, probar que la irreversibilidad del mundo es absoluta sin dejar esa estrechísima rendija por la que pudiese colarse la reversibilidad a caballo de las probabilidades. Por eso sintió lo que Prigogine llama "el drama de Boltzmann", la convicción de su fracaso al no haber podido realizar del todo en física lo que Darwin había conseguido en biología. Elló contribuyó a empujarle al suicidio durante una depresión en 1906. Sin embargo, su descubrimiento es una de las ideas más importantes de la física, pues la probabilidad de que un proceso dé marcha atrás invirtiendo la flecha del tiempo es tan pequeña que puede despreciarse en la práctica".
A Boltzmann, grandísimo hombre de ciencias que tuvo que luchar contra el positivismo radical decimonónico (Mach y Ostwald, principalmente), lo considero el primer físico del siglo XX, a pesar de que apenas vivió el amanecer de la nueva física, sin llegar a ver cómo sus ideas científicas eran confirmadas por la experiencia.

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