jueves, 13 de junio de 2013

El pensamiento enérgico del científico

[JAMES CLERK MAXWELL, uno de los científicos más importantes del siglo XIX (artífice genial de la gran síntesis electromagnética: electricidad, magnetismo y luz), a los veintitrés años, cuando el joven escocés estudiaba en Cambridge; allí investigó los colores y elaboró una meritoria teoría cuantitativa del color. Poco después, en 1856, gana una plaza como profesor de Filosofía Natural (Física) en el prestigioso Marischal College de Aberdeen]




[Marischal College hacia 1900, en la ciudad escocesa de Aberdeen;
procedencia de la imagen aquí]


[Busto de JAMES CLERK MAXWELL en el Marischal College de Aberdeen.
Procedencia de la imagen aquí]



"Confío que gracias al estudio cuidadoso y diligente de las leyes naturales seamos capaces de huir de los peligros de las formas de pensamiento vagas e inconsistentes y adquiramos el sano hábito del pensamiento enérgico que nos permita reconocer el error en todas sus formas".

(JAMES CLERK MAXWELL, en su lección inaugural como profesor en el Marischal College de Aberdeen, Escocia. Citado en "Maxwell. La síntesis electromagnética"; Miguel Ángel Sabadell; RBA, 2013).

Sí, más que nunca necesitamos pensamiento enérgico.

viernes, 7 de junio de 2013

La ciencia como agente motivador

[Fuente de la imagen aquí]


Decía José Luis Sampedro en su diálogo con el prestigioso cardiólogo Valentín Fuster (La ciencia y la vida; Debolsillo, Barcelona, 2012) que "mientras el dinero sea el valor supremo de una civilización, que es lo que pasa en la nuestra, es muy difícil salir del hoyo". Y añadía: "De todas las motivaciones que en este momento son posibles, porque la religiosa ha perdido mucha fuerza, yo no veo más que la ciencia". Para nuestro inolvidable Sampedro, la ciencia, con sus atractivos, puede ser un importante agente motivador para muchas personas, porque obliga a pensar y proporciona el placer del descubrimiento.

Esto se obvia frecuentemente, la ciencia no sólo nos aporta conocimiento útil sobre el mundo y herramientas para la resolución de problemas más o menos complejos de toda índole (salud, materiales, energía...), sino que, en cualquier caso, nos invita a pensar, a ser críticos, tolerantes, abiertos y, qué importante, satisface nuestra curiosidad innata y nos da placer (haciéndonos la vida más llevadera y, por momentos, dichosa) al descubrir fenómenos, las leyes que los describen y relacionan y las teorías que los explican y que permiten hacer predicciones precisas. Y no sólo eso, la ciencia, el descubrimiento científico, nos abre nuevas puertas y nos obliga a plantearnos preguntas cada vez más profundas, nuevos retos. El ser humano, ser cultural complejo, necesita de estas búsquedas, porque la motivación y el placer están en la búsqueda sin término de respuestas.

Todo ello sin olvidar nuestra potente, y al mismo tiempo frágil, dimensión humana, que no puede dejar de ser reflexiva aun en este desquiciado y acelerado mundo. Aclaraba Sampedro que tenía mucho interés por la ciencia pero el cientifismo y el tecnicismo total causa daños al mismo tiempo que progresos.

Y aquí, inevitablemente, se me vienen a la cabeza los versos de Rosalía de Castro:


Luz e progreso en todas partes..., pero
as dudas nos corazós.

jueves, 30 de mayo de 2013

¡Gusanos y más gusanos!

Narra Robert Oppenheimer esta historia o cuento sobre cierto profesor de zoología de la Universidad de Múnich. Tenía este la costumbre de interrogar a sus alumnos sobre los gusanos. La cosa llegó a tal extremo que los estudiantes de zoología no se preparaban otro tema que no fuera el de los gusanos. Cualquiera de ellos debía saberse bastante información de anélidos, platelmintos y demás gusanos. Pero cierto día el profesor llamó a un estudiante y serenamente le dijo: "Hábleme de los elefantes". El alumno, pasmado, se atrevió a contestar: "El elefante es un animal muy voluminoso y tiene una trompa semejante a un gusano". Breve pausa y continúa: "Los gusanos pueden ser divididos en las siguientes clases...".

Buen quiebro...Y que no falte la imaginación.

miércoles, 22 de mayo de 2013

Mónico Sánchez o la fuerza de la voluntad

Mónico Sánchez Moreno, inventor manchego de la primera mitad del pasado siglo, está de moda gracias al último libro del físico, divulgador científico y escritor Manuel Lozano Leyva, catedrático en la Universidad de Sevilla. El ingeniero eléctrico de Piedrabuena (en la comarca de Campo de Calatrava, Ciudad Real), don Mónico, es todo un ejemplo de fuerza de voluntad y de ganas de superar situaciones difíciles y deprimentes, de pobreza y carencias educativas entre otras, para alzar el vuelo, o navegar hacia tierras lejanas en busca de oportunidades con la cabeza llena de proyectos e ideas. Manuel Lozano más que contarnos la apasionante historia de este inventor manchego (ya de por sí magnífica; inventó un aparato de rayos X portátil usado con fines médicos en tiempos de guerra y fue pionero en la telefonía sin hilos) nos anima, y particularmente a la juventud española que tan áspera situación ha de afrontar en estos tiempos de dura y duradera crisis, a tirar hacia adelante y, allá donde fuere, sacar lo mejor de nosotros mismos para emprender nuestros proyectos. Al menos, que no dejemos de intentarlo. Un mensaje optimista que, la verdad, tampoco nos viene nada mal.


PARA SABER MÁS SOBRE MÓNICO SÁNCHEZ:



jueves, 9 de mayo de 2013

Los judíos y la ciencia

Traigo hoy a El devenir de la ciencia algunos fragmentos del prefacio y de la introducción del ensayo inédito de mi padre, Fernando Rivero Garrayo, Los judíos y la ciencia (Sevilla, 2002). Mi padre, catedrático en la antigua Escuela Normal sevillana y apasionado por la ciencia y su historia (particularmente de la física y la matemática), escribió este ensayo sobre médicos y científicos judíos pocos años antes de que nos dejara. ¿Qué mejor homenaje a tan honrado y sabio hombre que este de sacar del cajón unos folios de su obra y compartirlos con el mundo?



"Este ensayo tuvo su lejano origen en la curiosidad intelectual, cuando preparaba los cursos que impartí sobre historia de la ciencia y, en especial, sobre historia de la física. Entonces observé que había importantes judíos - Einstein, Freud, Cantor, etc. - que figuraban entre los científicos más sobresalientes. Más tarde, cuando me enteré de la enorme cantidad de éstos que emigraron de Alemania durante la desgraciada etapa del nazismo y, sobre todo, de los numerosos físicos judíos que formaron parte del llamado proyecto Manhattan para el desarrollo de la bomba atómica durante la Segunda Guerra Mundial, mi interés por profundizar en este aspecto de la historia de la ciencia se incrementó y ello ha dado lugar al presente diccionario cronológico de científicos judíos.


[Georg Cantor; imagen de wikipedia]


[...]


En este ensayo no trataremos de la supuesta "ciencia judía", que contrapuesta a la "ciencia alemana", y usada de forma peyorativa, fue atacada por los físicos nazis alemanes - por otra parte premios Nobel los dos, lo que demuestra el perjuicio que hace a la ciencia la intromisión en ella de intereses políticos - Philipp Lenard (escribió una "Física alemana", en cuatro tomos) y Johannes Stark, en los años treinta, especialmente opuestos a la teoría de la relatividad de Einstein, el más famoso de todos los judíos entonces y ahora. La "ciencia judía", como tal, no existe, ya que los judíos que se dedicaron a la ciencia, especialmente a partir del siglo XIX, en que salieron de los guetos y pudieron mezclarse con los cristianos, se incorporaron a la comunidad científica del país de origen. Por otra parte, los científicos y médicos judíos trabajaron e investigaron como tales científicos y no como pertenecientes a una etnia o una religión judía, entre otras cosas porque muchos de ellos eran indiferentes a su religión heredada - aunque no como pertenecientes al "pueblo judío", como proclamó muchas veces, y hasta con peligro de su vida, Einstein -. Otros, por nacer ya cristianos debido a sus padres, o bien por insertarse en la sociedad en que vivían, se hicieron católicos o protestantes. [...]

El pueblo judío ha estado periódicamente sometido a la diáspora, debido a persecuciones y matanzas históricas. En 1290 fueron expulsados de Inglaterra, en 1306, y luego en 1394, de Francia, y en 1492, por orden de los reyes Fernando e Isabel, de España. En este último caso, los que no quisieron convertirse a la religión católica fueron expulsados. Alrededor de 200.000 judíos - aunque esta cantidad varía según los autores - fueron al exilio, especialmente a Portugal, países del norte de África (Marruecos, Argelia y Túnez), Holanda, países balcánicos y Turquía. Estos "sefarditas" (de Sefarad, nombre hebreo de España) mantienen aún tradiciones de aquella época y hablan el dialecto judeo-español. Entre tanto, hubo bastantes juicios contra los judíos, muchos de los cuales, especialmente en España, acabaron en la hoguera; en otros casos, ni siquiera hubo juicios previos, sólo actuaciones represivas causadas por delaciones de algún cristiano sin motivo aparente, pero en realidad por motivos raciales, religiosos o económicos. Como botones de muestra citaremos la matanza de judíos que ocurrió en Sevilla (algo parecido pasó en otras localidades españolas, aunque con menos intensidad) en 1391, donde murieron unos cuatro mil judíos; los "pogroms" - palabra rusa que significa tumulto, y que se aplica a motines populares antijudíos - que hubo en Rusia en el siglo XIX; y, sobre todo, la persecución nazi que hubo en Alemania en los años de 1933 a 1945, donde se multiplicaron los campos de concentración y de exterminio, como en Auschwitz y en Treblinka, y donde perecieron - en lo que se llamó la "solución final" - alrededor de cuatro millones y medio de judíos (aparte de otros grupos como los gitanos), principalmente alemanes, y, en especial, polacos.

Esto no es una historia del pueblo judío y, por lo tanto, sólo nos referiremos a ella de pasada y trataremos de los judíos ante la ciencia. No obstante, de la población mundial judía, que en 1990 era de unos 18 millones (es decir, poco más del 0,3 % de la población total, residente principalmente en Estados Unidos, Israel y Rusia, por este orden), una proporción bastante importante han sido o son judíos dedicados a todas las ramas de la cultura, y muchos de ellos han destacado en sus respectivas especialidades.

[...]

Ha habido varios sabios judíos que revolucionaron un determinado campo del arte o de la ciencia. [...] Quizás fueron [tales "revoluciones"] una reacción subconsciente contra el ambiente cultural en que vivían, tratando de elevarse sobre aquellos que no reconocían en principio su valía. Entre ellos están: Karl Marx [...]. Georg Cantor (1845 - 1918),  matemático alemán, aunque había nacido en Rusia, personalidad muy religiosa - su padre se hizo protestante y su madre era católica - .  Con su teoría de conjuntos revolucionó la matemática de principios de siglo [XX], y no sólo ha tenido una gran transcendencia en esta ciencia sino también en la lógica; además se le deben los "números transfinitos" y la teoría de los números irracionales, en su época recibió muchos ataques de sus colegas matemáticos. Sigmund Freud (1856 - 1939), el famoso médico austriaco, que en 1938 tuvo que exiliarse al ser invadida su patria por los alemanes; fundó el psicoanálisis, que fue una revolución en el tratamiento de enfermos psiquiátricos y que tuvo un desarrollo enorme en los años de entreguerras, 1918 - 1939, aunque luego decayó algo por darle demasiada importancia a los aspectos sexuales y a la interpretación de los sueños (su hija Anna, desarrolló las teorías de su padre y fue una buena psicoanalista). Albert Einstein (1879 - 1955), el famoso autor de la Relatividad especial (1905) y de la Relatividad general (1916), una de las dos grandes revoluciones teóricas de la física, siendo la otra la física cuántica". [...]

(autor: FERNANDO RIVERO GARRAYO)

Algunos de los científicos cuyas biografías se tratan con mayor extensión, por su relevancia, en este ensayo, Los judíos y la ciencia, son: Bohr, Cantor, Cori, Ehrlich, Einstein, Feynman, Freud, Haber, R. Hertz, Maimónides, Meitner, Michelson, von Neumann, Oppenheimer, etc.



viernes, 26 de abril de 2013

Una cetona con forma de pingüino

[Fuente de la imagen aquí]


La pingüinona o penguinona (penguinone en inglés)  es una cetona (3,4,4,5-tetrametilciclohexa-2,5-dienona) con forma de pingüino. Basta con echarle una pizca de imaginación. 

A propósito, ayer fue el Día Mundial de los Pingüinos, simpáticas aves australes.

Más compuestos químicos con nombres curiosos y divertidos aquí.



lunes, 22 de abril de 2013

Leer ciencia

Permitidme que en esta ocasión, y sin que sirva de precedente (como solía decir mi padre), me salte las reglas y en vez de recomendar algún libro que me haya gustado especialmente (mañana, 23 de abril, es el Día Internacional del Libro) mencione (recomendación intuitiva, al fin y al cabo) un libro que me gustaría leer, saborear, cuando disponga de algo de sosiego.

Se trata de Ciencia en grageas (Ed. Turpial, 2012), de JAL, es decir, José Antonio López Guerrero, profesor de Microbiología y activo divulgador científico, al que conocemos bien gracias a su microespacio Entre probetas, en RNE 5, y por ser colaborador de A hombros de gigantes, en la radio pública española. Garantía más que suficiente para que confiemos en estas grageas científicas que nos propone, sin efectos adversos, JAL.

El libro divulgativo, que supongo tendrá el estilo directo, ameno y ágil característico de su autor para aliñar un producto pleno de rigor científico, se estructura en casi 200 apartados de unas 300 palabras cada uno, organizados en los siguientes bloques temáticos:

- ¿Somos lo que dicen nuestros genes? Sé lo que ocurrió en genética.
- De transgénicos y otros monstruitos. Sé lo que ocurrió en transgénesis.
- Terapia celular, medicina regenerativa, clonación. Sé lo que ocurrió en células madre.
- Salud. Terapias y buenos hábitos. Sé lo que ocurrió en biomedicina.
- Virus, infecciones, epidemias y vacunas. Sé lo que ocurrió en virología.
- Lo más grande, en lo más pequeño. Sé lo que ocurrió en microbiología.

En los diferentes apartados (el autor ha dejado bastante material para un próximo libro) se plantean sugestivas cuestiones como: ¿qué es la epigenética?; ¿se puede resucitar a una especie extinta?; ¿está nuestro comportamiento sexual impreso en los genes?; ¿dónde están los virus cuando no están en nosotros?; etc. "Grageas" científicas "para consumir entre comidas". Un agradable tratamiento para ponerse al día en los últimos avances de la genética, la microbiología y la biomedicina, disciplinas inmersas en una revolución científica que ya está en marcha, con importantísimas aplicaciones y enorme interés social. La medicina del siglo XXI no será capaz de resolver todos los grandes retos que hoy tenemos pero, sin duda, será muy diferente a la del pasado siglo.

jueves, 18 de abril de 2013

Diseccionando el tiempo



Estamos de enhorabuena con Docufilia, programa emitido en RTVE, un oasis fresco y gratificante en el desierto televisivo cuya aridez nos seca la imaginación. Aquí, en Docufilia, encontramos cobijo los espíritus curiosos y con sed de conocimiento.

Dejo los enlaces a un magnífico documental, en dos partes, sobre el tiempo, su medida precisa, su percepción, o la incapacidad del ser humano para percibir sucesos que ocurren en una minúscula fracción de segundo: Impacto final.


domingo, 14 de abril de 2013

José Luis Sampedro entre nosotros

No nos ha cogido del todo por sorpresa la triste noticia del fallecimiento del escritor y economista José Luis Sampedro. Economista heterodoxo, poco convencional, al menos para nosotros, los que sabemos muy poco de la ciencia económica pero que, en mayor o menor grado, padecemos los desatinos de los economistas al servicio de los poderes financieros que dirigen nuestro sufrido devenir. Un economista que, según sus propias palabras, pertenece a esa mitad que ha tratado de hacer menos pobres a los pobres.

[José Luis Sampedro. Fuente de la imagen aquí (www.tercerainformacion.es)]

La avanzada edad del lúcido escritor y su delicado estado de salud hacían presagiar un final próximo, y como hace años había quedado prendado con Sampedro en una entrevista que le hizo en televisión Jesús Quintero, y nunca había leído nada de él, pensé que debía hacerlo sin demora, me apetecía leer alguna de sus novelas antes de que nos dejara. Es por ello por lo que hace un año degusté una de sus primeras obras, publicada en el ecuador del pasado siglo, Congreso en Estocolmo. En la novela, un profesor de matemáticas acude a la capital sueca para asistir a un importante congreso científico. Pero en aquellas lejanas tierras septentrionales no sólo acude a conferencias, sino que descubre a personas que tienen visiones particulares, muy distintas de las suyas, del mundo. Conecta con sus inquietudes y emociones y él mismo sufre una sacudida interior, un sismo emocional. No me decepcionó el relato, más bien me abrió el apetito para futuras lecturas de otras obras de  Sampedro (véase mi entrada De Estocolmo a la Luna).

Humanista, hombre crítico y empeñado en usar el poder de la razón para el beneficio de las personas, su bienestar, la integración social de los más desfavorecidos (o los más castigados por la codicia de los especuladores). Pensaba José Luis Sampedro que la ciencia y la tecnología han evolucionado extraordinariamente pero, sin embargo, no hemos sabido vivir en paz, respetándonos unos a otros y al medio ambiente. Ésa fue la tónica general del pasado siglo. ¿Estamos dispuestos a cambiar en este?


RECOMENDAMOS:



jueves, 4 de abril de 2013

Ese gigantesco número, llamado de Avogadro (II)



En una entrada anterior analizábamos un interesante ejemplo ilustrativo de lo realmente gigantesco, difícil de imaginar, que es el número de Avogadro. Añadimos ahora algunos ejemplos más, no menos sorprendentes.

Pensemos en una pequeña gota de agua. Supongamos que 1 mL o cm3 contiene una veintena de esas gotas. Así, el volumen de una gotita del líquido de la vida sería de 1/20 centímetros cúbicos, es decir, 0,05 cm3. Puesto que 1 mol de agua, que equivale a 18 gramos de esa sustancia o 18 cm3 (la densidad del agua líquida es 1 g/cm3), contiene un número de Avogadro de moléculas, 6,02 por 10 elevado a 23 (aproximadamente), es fácil calcular que en una gota de agua, con un volumen de unos 0,05 cm3, hay aproximadamente 1,67 por 10 elevado a 21 moléculas de H2O. O si lo prefieren, 1670 millones de billones o 1670 trillones (difícil de imaginar, ¿verdad?).

Recurramos a otros ejemplitos. Cien folios de los que usamos para nuestros trabajos escolares tienen un grosor aproximado de 1 cm (compruébenlo). Pues bien, si apiláramos (dejemos trabajar ahora a la imaginación) un mol de hojas, o sea, 6,02 por 10 elevado a 23 hojas de papel, llegaría a una altura de más de 6 por 10 elevado a 21 cm, o 6 por 10 elevado a 16 km: ¡60.000 billones de km!

Y una de juego de azar. Si introducimos en una bolsa un par de docenas de bolas numeradas del 1 al 24 y nos dedicamos a extraer, sin mirar, al azar, todas ellas, una tras otra, la probabilidad de que las saquemos en orden (1, 2, 3, ..., 24) es aproximadamente de 1 entre ese gigantesco número de Avogadro; como suponíamos, pequeñísima.

Encontramos más ejemplos curiosos en Historias de la ciencia, blog de Fernando del Álamo.

Os dejo, amigos. Tal vez dediquemos otra entrada a los aspectos históricos relacionados con este gran número que lleva su nombre en honor de Avogadro, insigne físico y químico italiano de la primera mitad del siglo XIX, cuyos trabajos resultaron ser cruciales para la química, cimentada en la teoría atómica, que no puede entenderse sin una distinción clara entre átomos y moléculas.

Comenzamos con una gota de agua. Por cierto, llueve.

sábado, 23 de marzo de 2013

Conciencia pública (ciencia en RTVE)

Aunque la radio y televisión públicas españolas se han visto afectadas, como todo, por esta crisis económica y de valores que padecemos, siguen siendo una referencia en la divulgación científica y cultural de calidad, con programas imprescindibles como Tres 14 y Redes (en televisión) y A hombros de gigantes (en radio).

Merece la pena darse una vuelta, sin prisas, por la web de RTVE, en su sección de noticias de Ciencia y Tecnología. Allí encontramos, amén de la actualidad científica, enlaces a vídeos, audios y blogs, así como a documentales y a una excelente galería fotográfica. En "Atajos de interés" hallamos enlaces a programas atractivos como Ciencia al cubo, Biodiario, Entre probetas y otros.

No podemos pasar por alto la sección de la joven divulgadora América Valenzuela, que viene desarrollando una encomiable labor en la radio e internet (@A_Valenzuela, en twitter), quien nos da algunos porqués, tales como la composición de la fumata blanca y la negra (que nos dio un Papa albiceleste), la causa de nuestra fascinación por los pechos o si el café causa hipertensión o no, entre otros. Aquí la ciencia se disfruta.




sábado, 2 de marzo de 2013

Boreal

Es este un año de gran actividad solar y una consecuencia de ello, de conmovedora belleza, son las auroras polares.

El meteorólogo y divulgador José Miguel Viñas (que ahora imparte un interesante curso de nubes interactivo en twitter, #cursodenubes) en su siempre recomendable web www.divulgameteo.es nos dice de este magnífico fenómeno:

 "De los muchos alicientes que tiene viajar a las regiones polares, uno de ellos es, sin duda, la observación de las bellas auroras, cuyo despliegue policromo tiñe de colores el cielo nocturno estrellado. El fenómeno luminoso tiene lugar en la parte más alta de la atmósfera, a alturas superiores a los 100 kilómetros, por lo que puede considerarse de naturaleza meteorológica, aunque en íntima relación con la Astronomía. El sol es el principal director de orquesta.

En torno a las auroras se han construido multitud de leyendas. En algunas culturas nórdicas se pensaba que las almas de los muertos, que habitaban por encima de la atmósfera, danzaban con unas antorchas encendidas para guiar los pasos de los nuevos espíritus. Dichas antorchas eran justamente las auroras polares, llamadas también las luces del Norte. En Finlandia llaman “revontuli” a la aurora boreal, una expresión que tiene su origen en una fábula lapona y que tomaría el significado de “fuego del zorro”. Según cuenta la leyenda, los rabos de los zorros que corrían por los montes lapones, se golpeaban contra los montones de nieve y las chispas que salían de tales golpes se reflejaban en el cielo. Hubo que esperar hasta principios del siglo XX para encontrar una explicación científica satisfactoria del fenómeno, que fuera más allá de las creencias populares.

Las auroras son el resultado de la interacción del viento solar con la atmósfera terrestre. Dicho viento no es más que un chorro muy energético de partículas eléctricas que irradia el sol en todas las direcciones y que intercepta la Tierra a su paso. Dicho plasma contiene protones y electrones que viajan por el espacio a velocidades superiores a los 300 km/s, empleando unos 4 días en recorrer los aproximadamente 150.000.000 km que nos separan del Sol. La Tierra genera a su alrededor un potente campo magnético que actúa como un escudo protector, y que es el encargado de desviar hacia los dos polos magnéticos todo ese flujo de partículas. Los electrones, que son los que viajan más rápido, golpean, por así decirlo, las moléculas de aire que en pequeñas cantidades se encuentran en la parte más exterior de la atmósfera, y el resultado de dicho impacto es la emisión de luz y la formación de las auroras"
.

[Para leer completo el artículo de José Miguel Viñas pínchese aquí]





Y como en El devenir de la ciencia nos interesa sobremanera la relación entre la ciencia y el resto de la cultura dejo aquí el enlace al poema Reflexión nocturna en ocasión de una gran aurora boreal, del gigante ruso del siglo XVIII Mijaíl Lomonósov.

Por último os dejo una muestra de las sutiles y bellas voces boreales del grupo finlandés Kardemimmit. Cuatro femeninas voces finesas:


sábado, 23 de febrero de 2013

Científicos andaluces en la historia: José Celestino Mutis y la Expedición Botánica al Nuevo Reino de Granada

Al acercarse el 28 de febrero, Día de Andalucía, creo preciso recordar que nuestra luminosa tierra andaluza no sólo ha dado a la historia excelentes, y célebres, poetas y pintores, bien conocidos por todos, sino también, en el transcurso de los siglos, notables científicos, muy injustamente desconocidos por los propios andaluces y por los autores de los libros de texto, que no los nombran: Columela, Averroes, Monardes, Alonso Barba, Benito Daza, Ulloa, etc. Y, uno de los más eximios, José Celestino Mutis, médico, botánico y difusor de las ideas modernas en filosofía natural, que llevó a Nueva Granada (actual Colombia, donde es más conocido y valorado que aquí).

Os dejo, amigos, este excelente documental sobre la Expedición Botánica al Nuevo Reino de Granada:



viernes, 15 de febrero de 2013

Ese gigantesco número, llamado de Avogadro (I)

Cuando uno resuelve un problema de física o química debe dedicar unos instantes (tal vez algo más) a valorar el resultado obtenido, porque este puede ser una incongruencia o disparate consecuencia de algún error que hayamos cometido, pero acaso la solución correcta al problema nos proporcione alguna conclusión interesante o incluso sorprendente. Esto último me sucedió recientemente con un problema sobre la constante de Avogadro o número de entidades elementales o partículas (átomos, moléculas, iones...) que hay en un mol de cualquier sustancia. Ya sabía que el "numerito" (6,022 multiplicado por 10 elevado a 23, aproximadamente, o lo que es lo mismo, 6022 seguido de una veintena de ceros) era bien grande, inmenso, pero el resultado de este problema al que hago referencia me dejó atónito.


[Fuente de la imagen aquí (La Ciencia y sus Demonios)]


Se trataba de calcular el número de moléculas de amoniaco (NH3) que hay en un frasco de 1 L con este gas, a 27 º C, en el que se ha hecho el vacío hasta que la presión es de tan sólo una milésima de mm de Hg (recordemos que la presión atmosférica a nivel del mar es de 1 atm o 760 mm de Hg, como mostró Torricelli a mediados del siglo XVII). El problema es de sencilla resolución; basta aplicar la ecuación de estado de los gases ideales (a tan baja presión el amoniaco tiene comportamiento de gas perfecto): pV = nRT. Expresamos la presión del gas (p) en atm, el volumen que ocupa (V), el del recipiente, en L, y la temperatura en kelvin (K); R es la constante de los gases ideales y vale 0,082 atm L/K mol. Obtenemos un resultado de 5,3 por 10 elevado a -8 moles de NH3. Una miseria. Pero lo bueno viene ahora. Teniendo en cuenta que un mol de amoniaco (y de cualquier otra sustancia) contiene un número de Avogadro de moléculas, encontramos que en ese frasco en el que se había reducido la presión hasta 0,001 mm Hg hay 3,19 por 10 elevado a 16 moléculas de NH3 (¡y se había hecho el vacío!). Sí, en ese "vacío" hay unos 30.000 billones de minúsculas moléculas de NH3. Un resultado que no nos puede dejar indiferentes, pues es enorme, habiéndose hecho el vacío. Un vacío que no lo es tanto sencillamente por lo gigantesco (difícilmente imaginable) que es ese número que se llama de Avogadro gracias al homenaje que le dedicó Jean Perrin a comienzos del siglo pasado, dándole el nombre del físico y químico turinés.



[Fuente de la imagen aquí]


No os perdáis esta canción: "Rock me Avogadro".