miércoles, 1 de abril de 2009

Las sondas lunares Lunik (50 aniversario)


(Imagen: Sputnik, el primer satélite artificial; procedente de www.etsu.edu)

El 4 de octubre de 1957 se puso en órbita alrededor de la Tierra el primer satélite artificial: el Sputnik 1; una esfera, con cuatro antenas emisoras, de 58 cm de diámetro y 86,3 kg de masa, que describía órbitas alrededor de nuestro planeta a una altura de 900 km. Pero no fueron los norteamericanos quienes lograron el hito, sino los soviéticos, que tomaron ventaja (tras la segunda guerra mundial los Estados Unidos y la Unión Soviética se plantearon la posibilidad de colocar un satélite en órbita, y se pusieron a ello). Así, con la puesta en órbita del Sputnik 1 (que en la lengua de Lomonosov significa precisamente satélite) se inicia la carrera espacial, con una fortísima competencia entre las dos potencias.
Mi padre (Fernando Rivero Garrayo), en las Memorias que escribió cuando ya estaba enfermo, hace referencia al magno acontecimiento que, dada su curiosidad intelectual, debió seguir por prensa con el mayor interés:
"En el año 1957 ocurrieron dos hechos, que no me afectaron en absoluto, pero sí tuvieron su relativa importancia. Uno es el lanzamiento el 4 de octubre del primer satélite artificial, el "Sputnik" de los rusos. Fue una verdadera sorpresa para todos, pues nadie esperaba esto. Recuerdo que esas vacaciones de Navidad [mi padre estaba entonces destinado como profesor en Melilla] la pasamos en Madrid, adonde recientemente se había trasladado mi padre para que mi hermano Enrique ingresara en la Escuela de Ingenieros de Telecomunicación, y vimos, o creímos ver, un puntillo luminoso que, según había anunciado la prensa, era el famoso Sputnik; éste fue el comienzo de la era espacial y la pugna técnica en ésta de Rusia y los Estados Unidos. El otro suceso fue la guerra de Ifni, colonia española en el occidente africano, contra los marroquíes, que duró pocos meses, pero que afectó a la población española en pequeño grado, pero algo más en Melilla, por la cercanía de la frontera marroquí".
Los norteamericanos sienten herido su orgullo y se proponen responder a los soviéticos rápidamente. Así, el 6 de diciembre de 1957 es la fecha finalmente señalada para el lanzamiento del satélite artificial de los Estados Unidos; se trata de un artefacto de 16 cm de diámetro que no llevaba ningún instrumento. Pero, acaso por la precipitación en culminar el proyecto, el intento es un desastre: dos segundos después del despegue, el cohete que lo debía transportar al espacio explota.
Antes, el 3 de noviembre, la Unión Soviética volvió a dar un mazazo a los norteamericanos al poner en órbita el Sputnik 2, satélite que llevaba un viajero muy especial, la perra más famosa de la historia, Laika, el primer ser vivo puesto en el espacio.
Los Estados Unidos, no obstante, consiguen dar réplica a los soviéticos en 1958. El año comienza con la puesta en órbita del primer satélite norteamericano, el Explorer 1, que permite descubrir los cinturones de radiación de Van Allen. Tras dos lanzamientos fallidos de satélites, se logran poner en órbita el Explorer 3 y el Vanguard 1 en el mes de marzo. Este último es el primero que utiliza baterías solares para obtener la energía eléctrica necesaria para el satélite. La investigación aeroespacial norteamericana sigue cosechando éxitos en 1958 al lanzar la sonda Pioneer 1, que logra alejarse de la Tierra casi 114.000 km (11 de octubre), una tercera parte de la distancia que nos separa de la Luna. Por si ello fuera poco, el año concluye con la puesta en funcionamiento del primer satélite de telecomunicaciones, el SCORE, que en la noche de Navidad transmite un mensaje del presidente Eisenhower. Es fácilmente imaginable el golpe de efecto propagandístico que esto debió suponer.
En 1959, hace 50 años, la atención iba a estar puesta en la Luna, y los protagonistas volvían a ser los soviéticos, que no querían perder terreno e ir siguiendo la estela dejada por sus rivales americanos. Se trataba de anticiparse y "dar más fuerte".
De esta manera, comienzan a lanzarse las sondas Lunik (desarrolladas por el científico S. Koroliov) con el objetivo puesto en nuestro satélite natural, la argéntea Luna. El 2 de enero es lanzada la primera sonda lunar de la serie, Lunik 1. Por vez primera se logra superar la velocidad de escape (11,26 km/s, necesaria para escapar de la atracción gravitatoria terrestre). Sin embargo, se apartó bastante de la Luna, pasando a una distancia de 5600 km y a una velocidad muy elevada, de manera que cayó bajo la acción del poderoso campo gravitatorio del Sol y comenzó a orbitar alrededor del astro rey, nuestra estrella. Así, hace medio siglo, Lunik 1 pasó de ser la primera sonda lunar a convertirse en el primer "asteroide artificial".


(Imagen: sello ruso de la sonda lunar Lunik 3; procedente de www.stamprussia.com)

Mas los soviéticos no cesaron en su empeño, se jugaban mucho en su carrera espacial con la otra potencia mundial. El 12 de septiembre de 1959 es lanzado Lunik 2 que sí logra alcanzar su objetivo, la Luna, tras un viaje por el espacio de 34 horas; es la primera vez que un objeto construido por el hombre alcanza otro astro.
Los singulares acontecimientos, lejos de colmar la satisfacción de los científicos y políticos soviéticos, prosiguen casi sin solución de continuidad, uno tras otro, marcando hitos. Memorable es también el lanzamiento de la sonda Lunik 3, enviada a nuestro satélite el 4 de octubre de ese magnífico 1959 (justamente un par de años después de la puesta en órbita del primer satélite artificial, el mencionado Sputnik 1). ¿Cuál fue en esta ocasión la hazaña científica alcanzada? Pues ni más ni menos que la toma de la primera fotografía de la cara oculta de la Luna (para desgracia de los más románticos). Lunik 3 voló alrededor de la Luna tomando fotos durante cuarenta minutos desde unos 65.000 km de distancia de la superficie de nuestro satélite. Las fotografías, aunque borrosas, pudieron mostrar cómo la hasta entonces misteriosa cara oculta de la Luna tenía abundantes cráteres, como el hemisferio visible desde la Tierra, pero carecía de los mares tan característicos de la otra cara.
No terminó aquí tampoco la serie de las sondas Lunik, pues la última fue Lunik 24, que alunizó el 18 de agosto de 1976 (quien escribe era un niño de diez años) en un punto de la superficie lunar de coordenadas 12,25 ºN y 62,20 ºE. Trajo del suelo lunar 170 gramos de aquella tierra.
Esperamos que este granito de arena que aportamos hoy en "El devenir de la Ciencia" al Año Internacional de la Astronomía haya interesado al lector.

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