lunes, 1 de febrero de 2010

Sobre ciencia y religión

El conflicto entre ciencia y religión no es nada nuevo. Tal enfrentamiento no tiene sentido si se considera que  ninguna religión constituye una vía válida para adquirir conocimientos sobre el mundo físico que nos rodea; la ciencia, con su método y sus procedimientos, hace siglos que se encarga ya de ello con resultados más que aceptables (la ciencia, creo, es el conocimiento más fiable del que podemos disponer, sujeta a permanente contrastación y, según Popper, sus teorías han de permitir la falsación o refutación porque de lo contrario no estaríamos hablando de teorías científicas sino de otra cosa, por ejemplo, de teorías filosóficas o de ideas religiosas). No podemos aproximarnos a la fe religiosa desde la razón , es un evidente contrasentido (sí, por supuesto, puede especularse racionalmente, filosóficamente, sobre el fenómeno religioso y la existencia o no de Dios). Quien quiera iluminar su espíritu por la fe habrá de hacerlo desde la emoción, desde el sentimiento, desde la esperanza irracional. Eso creo que es lo que quiso decir Pascal con sus célebres palabras, "el corazón tiene razones que la razón desconoce". Las "razones del corazón" son las emociones.

Al respecto he encontrado dos opiniones, para el debate y la polémica, de sendos importantes científicos contemporáneos y que quiero compartir con los amigos y los "visitantes casuales" de "El devenir de la Ciencia". La primera es de un ateo convencido, un materialista científico radical, Steven Weinberg (premio Nobel de Física en 1979 por su teoría electrodébil de unificación del electromagnetismo y la fuerza nuclear débil). La segunda es de nuestro admirado biólogo, serio y honrado como pocos, José María Bermúdez de Castro (especialista en evolución humana, codirector de las investigaciones de los yacimientos de Atapuerca, premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica de 1997 y también excelente divulgador científico, autor del recientemente publicado libro La evolución del talento, editorial Debate).

Dice Weinberg:

"La religión es un insulto a la dignidad humana. Con o sin religión siempre habrá buena gente haciendo cosas buenas y mala gente haciendo cosas malas. Pero para que la buena gente haga cosas malas hace falta la religión".
(Pronunciado en un discurso en 1999).

Y de las contundentes palabras del físico estadounidense a las más amables de Bermúdez de Castro:

"Somos espirituales por naturaleza. Es muy curioso que los humanos -que estábamos en el vértice de la pirámide ecológica como especie poderosa, social, cazadora incluso respecto a los leones del Pleistoceno- recurriésemos a unos seres sobrenaturales para que nos favoreciesen y nos ayudasen. Prescindir de la espiritualidad es muy complicado y yo no voy a decir a nadie que deje de ser religioso".
(En entrevista publicada en el diario Público el 31 de enero de 2010).

Añado un vídeo (con enlaces a otros similares) en el que Steven Weinberg reflexiona sobre el espinoso asunto:

2 comentarios:

Fernando dijo...

Al respecto, imprescindibles las obras recientes de Richard Dawkins, autor de El Gen Egoísta y promotor de la campaña en Londres a favor del ateísmo.
En cualquier caso, hay Religiones y religiones.

Bernardo Rivero dijo...

Fernando, gracias por tus jugosos comentarios. Si te apetece te invito a escribir algún (o algunos) articulito para "El devenir de la Ciencia". Serían muy bien recibidos.
Saludos y "Sapere aude".